El discurso de Carolina Goic en el funeral de Patricio Aylwin
Presidenta de la DC despidió al ex Mandatario en nombre de su partido.
Junto con destacar la figura del político, pidió perdón en nombre de la clase política por las malas prácticas.
Goic se comprometió en nombre de la DC a que "nunca más la política sea degradada".
La presidenta de la Democracia Cristiana, senadora Carolina Goic, dedicó unas sentidas palabras al ex Mandatario Patricio Aylwin durante su funeral, instancia en la que, junto con recordar el rol del ex Jefe de Estado como líder de la transición a la democracia, pidió perdón en nombre de la clase política.
En esta línea, la parlamentaria destacó la figura de Aylwin como un ejemplo en la "coherencia entre la vida personal y la vida pública" y pidió "perdón por los abusos de poder, perdón por las faltas a la ética" de algunos de sus pares, comprometiéndose a nombre del partido a que "la política no vuelva a ser degradada".
Discurso de la senadora Carolina Goic en homenaje al ex Presidente Patricio Aylwin:
"Estimada Presidenta de la República, Michelle Bachelet Jeria. Estimados, autoridades, presidente del Senado, de la Cámara, de la Corte Suprema, ex Presidentes, querida señora Leonor, familiares de don Patricio, sus hermanos, sus hijos, sus nietos. Queridas amigas y amigos camaradas. Querido Presidente de la República, querido presidente de la Democracia Cristiana y querido camarada Patricio Aylwin Azócar.
Estamos hoy aquí con una profunda emoción, con pena, pero sobre todo con emoción para acompañarlo a su última morada, aquí donde se va a encontrar con el buen Dios a quien tanto amó, a quien usted siguió con tanta fidelidad.
Como presidenta de la Democracia Cristiana me ha correspondido el honor y el privilegio de venir a despedirlo en nombre de nuestro partido, representando desde al más modesto camarada, hasta el más alto dirigente.
Su partido, el mismo que usted ayudó a construir junto a otros grandes camaradas, aquellos jóvenes idealistas que soñaban con una patria justa y buena para todos, que soñaban con un país mejor, venimos a acompañarlo en este último viaje, que lo instala de manera definitiva en la historia grande de Chile.
Hoy la patria lo recibe como uno de sus padres, como uno de sus más grandes hombres, aquellos que tienen la capacidad de interpretar su tiempo y a su gente, la misma gente que estos días ha llenado los actos y las calles para expresarle su gratitud por la democracia que nos heredó.
Chilenos y chilenas de todas las clases sociales, de todos los colores políticos que han hecho largas filas por harto tiempo, para en un humilde gesto pasar a su lado sólo por un breve instante, para poder decirle 'gracias Presidente por la paz', 'gracias Presidente por la libertad'.
Lo que más me ha llamado la atención son los cientos de jóvenes, muchos de ellos al pasar a su lado decían: 'gracias Presidente por permitirme nacer en democracia' porque a usted le tocó la dura tarea de conducir al país a la democracia.
El retorno a la democracia tras los oscuros años de dictadura no fue una labor fácil, fue un camino lleno de trabas e incertidumbres, donde usted tuvo el coraje de defender lo alcanzado y con la fuerza de las ideas, con la convicción de un verdadero demócrata.
Un cuarto de siglo después no hay joven que no haya nacido en democracia, los horrores del ayer se leen en los libros de historia y muchas veces se olvida lo que costó recuperar la esencia de la república tras años de la pesadilla.
Pero es justamente en ese momento en que su figura Presidente, se agiganta. Porque usted tuvo la capacidad de actuar con prudencia y sabiduría para cumplir a cabalidad el desafío que la historia le impuso.
Usted junto a otros grandes servidores públicos que cementaron las bases de la democracia de la que hoy podemos gozar, donde se puede disentir, donde la gente legítimamente puede protestar contra aquello que considera injusto, nos guste o no nos guste los jóvenes ayer pudieron marchar y eso es parte de lo que don Patricio construyó junto a tantos otros.
Pudieron marchar sin temor a represalias, sin temor a perder la vida, con la tranquilidad de sus padres de que iban a llegar a sus casas. Esa es la libertad que nos legó, esa es la libertad que a nosotros nos corresponde cuidar.
En tiempos en que la clase política se encuentra profundamente cuestionada, su ejemplo ha sido como un bálsamo de esperanza, porque usted siempre creyó en la política como el espacio en que se construyen los vínculos de una sociedad hacia el bien común, aquella política sin adjetivos, ni popular ni protegida, sino en la política a secas, en la que participamos libremente para elegir a nuestros representantes.
Don Patricio, hoy día los desafíos son otros y quienes recogemos su legado debemos tener la estatura moral que usted tuvo para asumirlos. La buena política, la que usted tanto defendió y a la que dedicó toda su vida pasa por uno de sus peores momentos.
Mucha gente ya no nos cree y sé que eso lo tenía triste y preocupado. En momentos en que resulta más fácil atacar que construir, nuestro deber es recuperar la confianza de los chilenos y chilenas, de aquellos comunes y corrientes, de esos que madrugan y trabajan con esfuerzo día a día y que están decepcionados muchas veces de lo que estamos ofreciendo como clase política.
Es por eso que hoy quiero asumir solemnemente un compromiso, el compromiso de tomar el camino difícil. Los demócrata cristianos trabajaremos incansablemente para recuperar de cara a la gente el prestigio de la vocación pública, asumiremos el deber histórico de fortalecer las instituciones de la República mediante la probidad, la austeridad y la transparencia.
Aquí estamos todos Presidente, aquí está su partido, vivo, atento, presente en cada rincón del país, asumiendo el desafío de interpretar a millones de chilenos y chilenas propiciando los cambios que necesitamos, buscando hacer de la justicia social no sólo una frase, sino una realidad.
Don Patricio, venimos hoy con emoción a despedir -también con nostalgia-, a despedir a un padre, como tantos padres y madres que con su ejemplo nos han enseñado en lo cotidiano, en nuestros hogares, cómo se debe vivir los valores del humanismo cristiano. Así como usted lo hizo, demostrando la importancia de ser coherentes en la vida personal y en la vida pública, donde usted no tuvo nunca dobleces.
Ese es el ejemplo, esa es la senda que nos comprometemos a seguir.
Hoy lo homenajean miles de chilenos, aquellos que lo acompañan en las calles, pero también aquellos que han presenciado este momento desde sus hogares en todas las regiones de Chile, también en mi querida Magallanes, donde aquellos miles de compatriotas que probablemente estuvieron en lugares, lo acompañaron durante su gobierno o durante su vida política, todos ellos los homenajean.
Su partida ha convocado cívicamente a todo un país y nos ha inundado un ánimo de reencuentro. Hoy Chile es uno, usted nos vuelve a unir. Hoy Chile es uno solo.
Yo tenía 17 años cuando escuché su discurso en el Estadio Nacional y hoy quiero repetir las palabras que entonces sentí que usted me decía a mí: 'Chile es la tierra de nuestros padres, es la tierra de nuestros hijos; a esta tierra tan amada de nuestros padres le debemos gratitud y respeto, a la tierra de nuestros hijos le debemos la promesa de legar una sociedad más próspera, más justa, más humana'.
Usted cumplió su promesa y la cumplió con creces. Nosotros, su partido, los demócrata cristianos, también haremos nuestro trabajo y cumpliremos con lo nuestro.
Cuando veníamos caminando, acompañándolo, salió mucha gente espontáneamente a la calle, sentimos una profunda emoción y cariño. El pueblo de Chile lo quiere don Patricio, pero también algunos nos decían: aprendan, aprendan de don Patricio.
Un hombre que fue capaz de pedir perdón, pedir perdón por los horrores de la dictadura y las violaciones a los derechos humanos, habiendo sido uno de los principales defensores de los derechos humanos. Tuvo la humildad, pero también el coraje de pedir perdón, de asumir la responsabilidad para permitir que una herida abierta en nuestro país comenzara a sanar y a reconciliar.
Yo hoy con esa misma humildad, ante usted, ante todos los que estamos aquí acompañándolo, también creo que es momento en que los políticos pidamos perdón.
Perdón por no haber actuado a tiempo, perdón por los abusos de poder, perdón por las faltas a la ética, perdón por a veces haber traicionado la confianza de aquellos a quienes representamos, sirviendo otros intereses y no los de las familias, los chilenos y chilenas.
Pedir perdón y esperar poder seguir su ejemplo, aprender y comprometer hoy día un nunca más. Que nunca más la política sea degradada, que nunca más la política deje de ser esa actividad de hombres y mujeres libres, honestos y comprometidos. Ese es nuestro compromiso hoy día Presidente, descanse en paz".