El análisis de la violencia en las manifestaciones estudiantiles
Dirigentes del movimiento sostienen que los encapuchados no responden a una organización definitiva.
"Tienen una gran desconfianza por la forma y la organización", sostienen.
Los dirigentes del movimiento estudiantil esperan que estos destrozos y violencia no empañen las futuras convocatorias.
La Confech está convocando a una nueva marcha para este jueves, por lo que hoy lunes llegaron hasta la Intendencia Metropolitana para solicitar la autorización del recorrido cuando aún siguen latentes los daños en la Iglesia de la Gratitud Nacional y los destrozos en el INBA.
Para nadie es indiferente el aumento de la violencia que ha empañado las demandas estudiantiles, por lo que surgió el debate de dónde salen los encapuchados, qué buscan y si son capaces los actuales dirigentes estudiantiles de controlarlos.
Marta Matamala, presidenta de la Feusach, afirmó que los encapuchados son "de una diversidad basada y centrada principalmente en la destrucción del modelo, en general, también tienen una gran desconfianza por la forma y la organización".
"No es que sean organizaciones como tal, sino que puede que incluso sean simplemente individuos, por lo tanto, por eso mismo cuesta definirlos, porque muchas veces son más bien la suma de individualidades más que una organización como tal", añadió la dirigenta.
En tanto, Gabriel Iturra, presidente de los estudiantes de la Universidad Central, sostuvo que hay "mucha rabia, mucho disgusto por parte de los estudiantes y hay un sector de esos estudiantes que cree que es legítimo el hecho de poder realizar actividades que implican algún nivel de violencia".
Desde los secundarios, el vocero de la Cones, José Corona, apuntó que "estos son sectores que muchas veces no responden a una organización política organizada, no tienen organización como tal, son producto muchas veces de la efervescencia".
El análisis del mundo académico
En el mundo académico, el director de la Escuela de Psicología de la Universidad Central, Javier Romero, destacó que "el ciudadano que se siente desamparado, algunas veces descuidado también, genera frente a eso formas de acción que pueden devenir en cuestiones como estas, con formas de lucha en la calle que son disruptivas".
"Hay que entender esto también bajo la lógica de un discurso donde se instala la idea de que hay poderes que hay que combatirlos como sea", añadió Romero.
El doctor en Antropología y docente de la Universidad de Chile Óscar Aguilera explicó que "esto no tiene que ver con los individuos, se expresa a través y en individuos, pero tiene que ver con que la propia sociedad chilena se ha construido de un modo fundamentalmente violento, no sólo en términos físicos, sino que en términos simbólicos".
"Acá hay una situación de violencia permanente que se constituye casi en un clima cultural en las escuelas y que está en la base de muchas de estas expresiones, entonces es la misma violencia que hace que yo no tenga ningún compromiso subjetivo con el entorno, con el espacio en el que habito", agregó.
Los dirigentes del movimiento estudiantil esperan que estos destrozos y violencia no empañen las futuras convocatorias, por lo que para los próximos días preparan una jornada familiar.