Breivik aseguró que aislamiento lo ha dañado y lo radicalizó aún más
El autor de la matanza en Noruega en 2011 lo manifestó en el juicio que mantiene contra el Estado por su régimen en prisión.
Breivik evitó condenar el doble atentado que cometió en 2011 donde murieron 77 personas.
El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor de la matanza de 2011 en Noruega, aseguró en el juicio de apelación contra el Estado por su régimen en prisión, que el aislamiento le ha producido daños y que se ha radicalizado más.
"Me he mentido a mí mismo antes, el aislamiento me ha hecho daño. La radicalización es una consecuencia. No he sufrido pocos daños, sino muchos, y eso empezó en Ila (cárcel en la que estuvo hasta 2013)", dijo en su intervención, según recogió la televisión pública noruega NRK, en una vista no retransmitida por orden judicial.
Breivik aseguró que tenía preparado un largo discurso político, pero que lo había decidido aparcar al darse cuenta de que el fiscal del Estado, Frederik Sejersted, tenía razón en que se había vuelto más radical tras cinco años y medio preso.
El ultraderechista, que hasta ahora negaba sufrir daños mentales por el aislamiento, en contra de lo que afirmaba su abogado, admitió que su demanda contra el Estado buscaba inicialmente ganar atención pública, pero que también le preocupa mejorar sus condiciones en la cárcel, donde cuenta con pasar el resto de su vida.
Un juzgado de primera instancia condenó en abril al Estado por violar con ese régimen de aislamiento el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y el trato inhumano o denigrante, aunque lo absolvió de vulnerar el derecho a la vida privada por el estricto control de las comunicaciones.
Régimen de alta seguridad
El abogado de Breivik, Øystein Storrvik, insistió en que las autoridades penitenciarias están obligadas a mantener la salud mental de aquel porque es un derecho humano y que la mejor forma de romper el aislamiento es facilitar el contacto con otros presos.
El ultraderechista está sometido a un régimen de alta seguridad y solo se le permite contacto con funcionarios y actores profesionales, aunque se le ha asignado un "amigo" -un ex militar retirado- con el que habla una vez por semana.
"Le pagan para hablar conmigo e informa a las autoridades de todo lo que le digo. No puedo confiar en él", declaró Breivik, quien no obstante dijo que valoraba positivamente su relación.
Breivik lamentó que no se le haya permitido contactar con otros dos presos internados de forma temporal en el departamento de alta seguridad -en el que normalmente es el único reo-, aunque admitió que las condiciones en prisión han mejorado tras las modificaciones introducidas después de la primera sentencia favorable.
Evitó condenar atentado
A pesar de mostrarse mucho más moderado que en otras ocasiones, Breivik -que el martes, en el inicio del juicio, hizo un saludo nazi- rechazó condenar el doble atentado de julio de 2011, en el que murieron 77 personas, porque considera que "los actos son demasiado grandes" como para cambiar ahora la forma de narrarlos.
El gimnasio de la cárcel de Skien (sur de Oslo), la misma donde está encarcelado, acoge por motivos de seguridad el juicio de apelación, que se espera finalice el próximo miércoles.
Breivik fue condenado a 21 años prorrogables de forma indefinida por hacer estallar en el complejo gubernamental de Oslo una furgoneta bomba que mató a ocho personas.
Luego, se trasladó en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas en la que murieron otras 69 personas.