INDH reveló hacinamiento, celdas sin agua y maltratos en cárceles de Chile
Informe da cuenta que en más de la mitad de las cárceles visitadas no hay acceso a agua potable.
El organismo asistió a 43 centros penales de todo Chile entre los años 2014 y 2015.
El INDH detectó internos sin camas para dormir, hacinamiento, celdas sin acceso a agua y malos tratos en las cárceles chilenas.
Internos sin camas para dormir, hacinamiento, celdas sin acceso a agua y malos tratos son algunas de las situaciones detectadas en las cárceles de Chile, según un informe difundido este martes por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
El informe da cuenta de las condiciones carcelarias en el país con visitas a 43 centros penales de todo Chile entre 2014 y 2015.
En materia de higiene y acceso a servicios básicos, el documento revela que en más de la mitad de las cárceles visitadas no hay acceso a agua potable.
Además es frecuente que los reclusos vivan en celdas mal ventiladas, que utilicen instalaciones eléctricas artesanales y que las estructuras sanitarias colapsen.
"Es común que las personas privadas de libertad se vean obligadas a orinar y defecar en tarros o botellas plásticas, con las consecuencias que prácticas de este tipo generan, como malos olores y enfermedades", destacó el INDH.
El informe destaca que en 24 de las 43 cárceles visitadas no hay camas para toda la población penal y 11 no cuentan con venusterios, dependencias donde los internos pueden mantener relaciones sexuales con sus esposas o parejas.
Otras denuncias del INDH
En el ámbito de la seguridad, persisten dentro de las cárceles chilenas los malos tratos y el uso de la violencia por parte de algunos funcionarios y guardias, y la falta de confidencialidad para que los internos puedan presentar denuncias por abusos, señaló el INDH.
También subsisten prácticas de amedrentamiento y castigo como los allanamientos, que en varias cárceles se realizaron a diario entre 2014 y parte de 2015.
Según el informe, en 2014 y el primer semestre de 2015 se registraron 70 muertes por riñas o agresiones entre los internos, además de 16 suicidios.
El INDH constató, además, que hay una carencia en la dotación general de médicos y especialistas, y que los problemas de salud de los reclusos a menudo no son tomados en serio.