Playa Verde: Así es el proyecto que divide a Chañaral
La empresa pretende sacar el cobre depositado por años en la playa de la ciudad y devolver las arenas relave al borde costero, con índices de arsénico, plomo y cobre, entre otros, bajo la norma australiana.
Siete años de operación tiene la iniciativa.
El nuevo proyecto minero Playa Verde, que hace unos días recibió luz verde por parte del Servicio de Evaluación Ambiental, está generando controversia en la comunidad de Chañaral, debido a que utilizará los relaves que por años fueron depositados en la playa de la zona por la División El Salvador.
El proyecto perteneciente a la compañía minera del mismo nombre, que ingresó su Estudio de Impacto Ambiental el 10 de mayo del 2017, donde explica que todo el daño provocado por arrojar los residuos al mar, sumado al aluvión ocurrido en la zona permiten proyectar la viabilidad de extraer cobre desde las arenas de relave depositas en el borde costero.
"Las arenas constituyen un recurso recuperable o reserva de 35 millones de toneladas con un promedio de 0,24 porciento de cobre (depositadas en la playa)" indica el documento.
Junto con pretender trabajar una superficie de 436,3 hectáreas, que equivalen a 611 canchas de fútbol, la empresa señala en el estudio, que el proyecto viene a mejorar la condición actual de la zona.
"El proceso metalúrgico pretende, paralelamente, lograr residuos masivos -relaves finales- aptos para reconstituir la playa a su perfil o relieve prealuvión, otorgando una mejor condición ambiental a una zona históricamente afectada por el depósito por más de 40 años, de relaves provenientes de la actividad minera. Esta mejor condición ambiental significa lograr arenas de retorno con menor contenido de cobre y arsénico en condición de especie estable, que no generen riesgo para la salud de la población y su concentración no supere los valores referenciales para usos recreacionales en su contenido de arsénico", indica el documento.
¿Cómo se extraerán los relaves?
Para extraer los relaves del borde costero, se realizará un proceso de dragado (extracción de barro, piedras o arena) para luego ser procesados en una planta metalúrgica que estará a 2,5 kilómetros al norte de la ciudad y a la misma distancia de la Ruta C-120 que conecta la ciudad con el Parque Nacional Pan de Azúcar.
"El cobre será extraído mediante un proceso que incluye una etapa de preparación de arenas, lixiviación ácida (tratamiento de una sustancia mineral con un disolvente para separar las partes solubles de las insolubles) y electro-obtención, para producir cátodos de cobre", sostiene el informe.
El regreso de la arena a la playa
Existirá una "unidad de neutralización y de tratamiento de aguas, previo a flotación, que contribuye a asegurar la calidad ambiental de los residuos finales-arenas de retorno".
Esto porque una vez terminando el proceso hidrometalúrgico, las arenas relave resultantes serán devueltas al borde costero, mientras que el mineral será transformado en cátodos de cobre para ser exportados, con una proyección de vida útil de siete años, que considera el procesamiento de 5 millones de toneladas por año, y una producción promedio total de cobre fino de 8.640 toneladas anuales.
Respecto de esta arena relave que retornará a la playa, la empresa reporta que los valores de Cobre, Arsénico, Plomo, Cromo y Mercurio (inorgánico) se encontrarán por debajo de los limites, para permitir el uso recreacional establecido en la norma australiana.
Polución
En la sesión del SEA, también se indicaron los resultados del estudio de calidad del aire donde se señala que "los principales aportes (de contaminación) se dan durante la fase de construcción del proyecto, para luego descender durante las labores de operación y cierre. Conforme a los resultados, sólo se excederán los limites establecidos en la Norma de Calidad Primaria, para su estado estadístico anual".
También se indicaron las medidas de mitigación por parte de la empresa entre las cuales se cuentan: Aplicación de bischofita (cloruro de magnesio, que se ocupa para compactar material) en la ruta C-120 como en caminos interiores, humectación de caminos de acceso y superficie donde se acumulará el material, además de una barrera acústica de 15 milímetros de espesor, 2,5 metros de alto y 30 m de longitud, por un tramo de 200 metros.
La Superintendencia de Medio Ambiente estará fiscalizando el funcionamiento de estas obras.
La empresa realizará un monitoreo de la calidad del aire en la población aeropuerto, donde ya se oponen al proyecto y medición mensual de PM 10 (Materia Particulada).