Chilenos en Malasia salieron en libertad
Fernando Candia y Felipe Osiadacz deberán esperar si la Justicia acoge apelación de la Fiscalía.
Los jóvenes dejaron hoy miércoles el centro de detención para inmigrantes indocumentados donde fueron trasladados el martes.
Tras un largo juicio en que los chilenos arriesgaban incluso la pena de muerte, el tribunal determinó condenarlos a dos años de prisión.
Los chilenos Fernando Candia (30) y Felipe Osiadacz (27) -condenados a dos años de prisión por la muerte de la mujer trans en un hotel en Kuala Lumpur, Malasia-, fueron dejados en libertad hoy miércoles.
Durante ayer martes, los jóvenes habían sido trasladados desde la cárcel Sungai Buloh hacia el centro de detención para inmigrantes indocumentados de Semenyih, en las afueras de la capital malasia, a la espera de que les entregaran sus visas.
Finalmente, tras regular su estadía en el país asiático, Candia -acompañado de su madre y su hermano- y Osiadacz -junto a su polola- dejaron el recinto penal bajo completo hermetismo, según informó esta madrugada la corresponsal de Cooperativa en Kuala Lumpur, Inés Rigal.
Los chilenos deberán ahora esperar una resolución judicial ante la apelación presentada por la Fiscalía malasia, por lo que están impedidos de salir del territorio federal de Kuala Lumpur y, por ende, también del país asiático.
Los jovenes, de acuerdo a la periodista, "llegaron a la sede central de Migración del gobierno de Malasia. Han estado allí realizando los trámites acompañados del embajador de Chile y los cónsules chilenos y españoles". Cabe recordar que Osiadacz cuenta con la doble nacionalidad chilena-española.
Tras un largo juicio en que los chilenos arriesgaban incluso la pena de muerte, el tribunal determinó condenarlos a dos años de prisión, a la que se restaron los 15 meses que ya llevaban en prisión, además de otros ocho meses de rebaja por buena conducta.
Los chilenos fueron detenidos el 4 de agosto del año pasado tras matar a una mujer trans malasia en una trifulca en un hostal de Kuala Lumpur en la que ellos alegan que actuaron en defensa propia y solo intentaron inmovilizar a su atacante en el suelo.
La víctima, identificada como Yusaini Bin Ishak, había consumido distintos tipos de drogas y murió asfixiada, algo de lo que los chilenos dicen que no se dieron cuenta hasta más tarde.