Dos militares (r) fueron procesados por crimen de mujer uruguaya en 1973

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EFE

El ex oficial Juan Iván Vidal Oguetta y el ex suboficial Luis Guillermo Carrera Bravo fueron acusados del asesinato de Mónica Benaroyo Pencu.

 Ecos Uruguay

El cuerpo de la víctima fue encontrado en el desierto de Arica 35 años después de su desaparición.

Dos militares chilenos en retiro fueron procesados por el asesinato de una mujer uruguaya de origen rumano ocurrido a fines de 1973 en Arica.

La víctima, Mónica Benaroyo Pencu, fue considerada por su familia como detenida desaparecida durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero en 2008 su cuerpo decapitado fue encontrado en un campo de entrenamiento del Ejército en las afueras de la ciudad.

La sequedad del desierto había momificado los restos y con un proceso de hidratación se recuperaron sus huellas dactilares y fue posible identificarla.

El juez especial Vicente Hormazábal de la Corte de Apelaciones de La Serena procesó como autores del crimen al ex oficial Juan Iván Vidal Oguetta y al ex suboficial Luis Guillermo Carrera Bravo.

La investigación pudo establecer que Benaroyo fue detenida el 14 de septiembre de 1973, tres días después del golpe militar, pero se le otorgó la libertad el día 25 del mismo mes.

Sin embargo, nunca regresó a su hogar, y según testimonios de prisioneros sobrevivientes, fue vista siendo torturada en el regimiento "Rancagua" de Arica, en dependencias de la Sección II de la unidad militar, en la que se desempeñaban Vidal Ogueta y Carrera Bravo.

Ambos están encarcelados cumpliendo penas por otros casos de violaciones a los DD.HH, entre ellos el asesinato de varios reclutas que se negaron a participar en la represión tras el golpe de Estado.

Al ser detenida, Benaroyo trabajaba para la Municipalidad de Arica, era licenciada en Filosofía y dominaba a la perfección siete idiomas, entre ellos el francés, el rumano y el persa. Había nacido en Bucarest en 1925 y era hija del entonces embajador de Irán en Rumania.

Ciudadana uruguaya desde 1954, antes de llegar a Chile había trabajado como traductora en la empresa Italcable, de Buenos Aires.