Delincuentes chilenos dijeron estar actuando en Europa tras "huir de la miseria" nacional

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Autor: Cooperativa.cl

Tres compatriotas se justificaron así al ser juzgados por robar casas en Francia.

La prensa local señala que la presencia de hampones de nuestro país es cada año más acentuada.

 Referencial

Según cifras oficiales, en 2018 se detuvo a 95 chilenos por delitos de robo y hurto.

La justicia francesa condenó a tres delincuentes chilenos que robaban objetos de valor en viviendas de un barrio residencial de Chambourcy, en el Departamento de Yvelines, al noroeste de París. 

Se trata de dos hombres y una mujer, de entre 19 y 31 años, que fueron arrestados luego de sustraer joyas de al menos dos viviendas el 22 de febrero: 47 anillos, cinco pulseras, 17 aros y dos collares.

Según informó Le Parisien, los dos hombres ingresaban a las casas mientras la mujer vigilaba en el exterior, lo que fue advertido por un vecino del sector. 

Sometidos a juicio, el Tribunal Correccional de Versalles los condenó a seis meses de cárcel en el centro penitenciario de Bois-d'Arcy, para su posterior expulsión del territorio francés durante cinco años.

Ante el tribunal señalaron que habían llegado al país, luego de estar tres meses en Italia, "huyendo de la miseria" de Chile, y que sólo robaban para comer.

Su versión fue refutada por una de sus víctimas, quien aseguró que, al ingresar a su casa, los ladrones "no tocaron el refrigerador ni el pan sobre la mesa", sino que optaron por llevarse pequeñas joyas de bautismo de su hija.

Fenómeno en ascenso

De acuerdo al diario francés, los delincuentes internacionales se están volviendo cada vez más frecuentes en Francia, particularmente los de nacionalidad chileno, que se especializan en hurto y robo. 

Las detenciones a chilenos involucrados en estos delitos han aumentado y ya en 2018 fueron 95 los arrestados, mientras que en 2015, 2016 y 2017 fueron 32, 139 y 151, respectivamente. 

Además, se detalló que la mayoría proviene de Santiago, que se trasladan en automóviles y roban viviendas y negocios pequeños y de grandes cadenas, para luego reducir estos productos entre otros delincuentes sudamericanos o norafricanos.

Otros productos de la ratería son enviados a familiares en Chile y terminan siendo vendidos en nuestro propio país.