Los testimonios de la pobreza y enfermedad que se viven en campamento de Talcahuano
Cooperativa Regiones llegó a Los Cerros y vio el complejo momento que viven en el campamento Las Algas.
Hacinamiento, falta de alimentos, embarazadas sin control médico es parte del panorama.
El campamento Las Algas está ubicado en Los Cerros de Talcahuano.
Una dramática situación que refleja la multidimensionalidad de la pobreza se vive en el campamento Las Algas en Los Cerros de Talcahuano, región del Biobío, lugar en el que en 100 viviendas auto construidas en una toma viven 164 familias.
Cooperativa Regiones estuvo en el lugar y conversó con las personas que sufren por distintas carencias, en medio de la pandemia del Covid-19.
HILO| Historias al interior del campamento Las Algas de Los Cerros de Talcahuano. En 100 viviendas (autoconstrucciones) viven 160 familias, que en promedio tienen 4 niños cada una. Se acabaron los alimentos e inician la olla común. Testimonios en video desgarradores @Cooperativa pic.twitter.com/AcqUjCMFyU
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
Cristina Durán, dirigenta del campamento, dijo que "contamos de tres sectores, estamos en completo hacinamiento, tenemos un total de 125 niños menores de 10 años, sin contar los de 11 años para arriba".
"Desde hace mucho tiempo nos sentimos abandonados, tenemos familias que realmente necesitan alimentación, gente que trabaja por el sueldo mínimo, pero con eso no se vive", añadió.
Nos recibe Cristina Durán, dirigente del campamento Las Algas de Talcahuano, revela condiciones de hacinamiento históricas y que desde el inicio de la pandemia para las 160 familias han ingresado o cajas de alimentos. 1 no se entregó porque la persona no tenía carné. pic.twitter.com/59LJDk7IGd
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
La primera olla común
A consecuencia del Covid-19 muchos jefes de hogar quedaron sin trabajo, por lo que la situación alimenticia es la primera necesidad, de hecho, en algunas casas se acabó todo lo que había, razón por la que este lunes, en base a donaciones.
Los dirigentes señalan que desde el inicio de la pandemia, para todas las casas que hay, han ingresado un total de nueve cajas de alimentos, incluso una no pudo ser recibida porque la beneficiaria no tenía el carnet de identidad a mano.
Bernardita Grancelli, vecina del campamento hace siete años, contó que "ya no quedan alimentos, hay mucha gente que está cesante, no está trabajando y por todo esto decidimos hacer la olla común para apoyar a nuestros vecinos". Este lunes, la primera olla, fueron garbanzos.
La vecina Bernardita Grancelli muestra el inicio de la olla común. En muchos hogares los alimentos se acabaron y en base a donaciones de los que aún les queda, se alimenta a todos. Hay 160 niños menores de 10 años. pic.twitter.com/Ym0P1SdQ8Z
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
Embarazadas sin control médico
Una situación grave viven las embarazadas en el campamento Las Algas. Una gestante es Jacqueline Ortega, quien asegura que no sabe cuántos meses de embarazo tiene.
"Presumo que tengo unos seis meses, porque no tengo controles, nunca he tenido controles desde que pasó esto de la pandemia. No sé el sexo del bebé. No están atendiendo en el consultorio, no dan hora para nada, no estoy con leche, fierro, calcio para mi bebé", indicó.
Ella espera su cuarto hijo y su esposo, Marcos Sepúlveda, completa tres meses cesante "Lo único que yo he cobrado un seguro de cesantía que fueron 18 mil pesos, en tres meses, voy para el cuarto mes sin trabajo, uno va a buscar y no hay, soy obrero de la construcción", relató.
Esta familia vive en una casa con dos piezas. Como Jacqueline hay tres mujeres embarazadas más que están en similares condiciones, razón por la que piden un operativo médico.
Jacqueline Ortega está embarazada pero no sabe cuántos meses tiene ni el sexo de su guagua porque no ha accedido a controles. Dice que no hay horas en el consultorio. Marcos, su esposo, está cesante hace 3 meses. Es el cuarto embarazo y todos viven en 2 piezas. @Cooperativa pic.twitter.com/kxUndViEAS
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
Enferma y en la "cornisa"
Al seguir el recorrido aparece la historia de Petronila Zapata, de 52 años, que padece de una hernia que no tiene operación y que ya le dificulta caminar. Ella vive con tres familias más bajo el mismo techo, que colinda con una profunda quebrada, la que invierno tras invierno amenaza con desbarrancar su casa.
Tras un complejo andar, nos mostró su baño. "Como he podido he tapado, puesto parche sobre parche, la ducha se me está yendo abajo, está podrido, en cualquier momento cae, elmiedo que me da es que mis nietos se bañen y caiga alguien. Ya vengo de un derrumbe para el terremoto y caí con mi casa".
Petronila Zapata (52) tiene una hernia que ya le genera dificultades para caminar. Bajo su techo viven 4 familias. La casa, cuando llueve, se moja completa y al borde de una quebrada con inminente riesgo de derrumbe. pic.twitter.com/5iskl2Zp53
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
Niños sin vacuna
Según el registro de los vecinos, son alrededor de 160 los niños que viven en el campamento y como la campaña de vacunación empezó posterior a la suspensión de clases, muchos de ellos se quedaron sin la inoculación.
No pasa por un tema de no querer, sino que varios estudian lejos de casa y es necesario pagar una micro para ir y volver, lo que por muy básico que parezca, hoy no se tiene al estar un gran número de personas desempleados.
Belén Muñoz vive en una casa con cinco niños, ninguno está vacunado contra la influenza. "Acá al campamento no llegan vacunas, se han solicitado y no han llegado, el tema en los consultorios es complicado llevar a un niño, tenemos algunos crónicos y es más complicados llevarlos", dijo.
Belén Muñoz, vive en una casa donde hay 5 niños, no todos son sus hijos, pero asegura que ninguno está vacunado contra la influenza. Vive en una quebrada, cuando llueve, por la pendiente, la base de su casa se inunda al correr el agua, como es madera, está podrida. pic.twitter.com/9dduIFAGGI
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) May 25, 2020
En medio del reporteo de Cooperativa Regiones se estaba armando la olla común, algunos vecinos llegaron con las manos vacías a preguntar si podían recibir un plato de comida sin aportar, porque ya no había ni víveres en su casa, ni dinero para comprar. La respuesta fue un sí.