Pobreza en Argentina se sitúa en 40,6 por ciento: Crece el número de indigentes
Unas 11,7 millones de personas se encuentran por debajo de la línea de la pobreza y 3,08 millones ni siquiera pueden satisfacer sus necesidades de alimentación.
"Cuando uno ve el indicador de pobreza, nos duele mucho", comentó el Gobierno trasandino.
La tasa de pobreza en Argentina se situó el primer semestre del año en el 40,6 por ciento, con un descenso de apenas 0,3 puntos porcentuales en un año, mientras pero creció el número de quienes afrontan problemas a diario para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
De acuerdo con un informe difundido este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza urbana registrada entre enero y junio pasado estuvo 1,4 puntos por debajo de la del segundo semestre de 2020.
En tanto, la tasa de indigencia se situó en el 10,7 por ciento, 0,2 puntos más respecto al semestre anterior y al primero de 2020.
"Cuando uno ve el indicador de pobreza, nos duele mucho. La instrucción del presidente Alberto Fernández es redoblar los esfuerzos para generar trabajo genuino", dijo este jueves el jefe de Gabinete argentino, Juan Manzur, en rueda de prensa.
La medición tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 28,8 millones de personas, sobre una población total en Argentina de unas 45 millones de personas.
La estadística oficial señala que a finales de junio pasado en esos centros urbanos se encontraban por debajo de la línea de pobreza 11,7 millones de personas y que 3,08 millones eran indigentes, es decir, ni siquiera podían satisfacer sus necesidades de alimentación.
UN IMPACTO QUE PERDURA
La tasa de pobreza se había disparado en la segunda mitad del pasado año hasta el 42 por ciento, el mayor nivel registrado desde 2004, cuando Argentina aún trataba de recomponerse de la severa crisis económica de 2001-2002 que hizo que la pobreza llegara a un máximo del 57,5 por ciento.
El crecimiento de la pobreza verificado el año pasado se dio en el escenario de la pandemia de covid-19, con severas restricciones sanitarias que hundieron a una economía que ya había entrado en recesión en 2018.
La actividad económica ha mostrado signos de recuperación en la primera mitad de este año, con un crecimiento acumulado en el primer semestre del 10,3 por ciento.
Este factor ha incidido positivamente en la tasa de desempleo, que en el segundo trimestre del año descendió al 9,6 por ciento, su menor nivel desde finales de 2019.
No obstante, persisten problemas de subempleo, búsqueda de otro trabajo por inconformismo con el que se tiene y una importante masa de trabajadores informales y por cuenta propia, indicadores todos de ingresos deprimidos o insuficientes que no ayudan a lograr bajadas sustanciales en los niveles de pobreza.
A ello se añade el fenómeno de la persistente alta inflación en Argentina -del 50,2 por ciento interanual en junio pasado-, que corre por delante de los ingresos y mina el poder adquisitivo de trabajadores, jubilados y las millones de personas que reciben algún tipo de ayuda social por parte del Estado.
PROBLEMAS PARA COMER
De acuerdo al informe del Indec, los ingresos de los hogares indigentes se encontraron en el primer semestre un 37,7 por ciento promedio por debajo del coste de la cesta alimentaria básica.
Este dato se alinea con un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina en el que se advierte que el 22 por ciento de los hogares urbanos se encuentra en situación de inseguridad alimentaria, índice que escala al 30 por ciento en los hogares con niños.
En este contexto, la afluencia a comedores sociales pasó de 8 millones de personas a inicios de 2020 a unas 10 millones hacia mediados de este año.
"En este último tiempo ha sido mucha la demanda que hemos tenido en el comedor, sobre todo por parte de familias completas", dijo a Efe Margarita Barientos, responsable de Los Piletones, un comedor comunitario del barrio capitalino de Villa Soldati.
Barrientos, que se vio obligada a cerrar otros dos comedores por falta de asistencia del Estado, sostuvo que la pandemia golpeó fuertemente, sobre todo con la "falta de trabajo".
"Hay familias completas que vienen a buscar comida", señaló Barrientos.