La ONU expresó "profunda preocupación" por violencia contra migrantes en el norte de Chile
Eduardo Stein, representante de Acnur y OIM para los refugiados venezolanos, pidió a las autoridades "no dejar solas a estas comunidades".
También, exhortó a las extranjeros a "respetar las leyes y reglamentos de los países en que se encuentran".
El representante Especial Conjunto de ACNUR y OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela, Eduardo Stein, mostró su "profunda preocupación" ante los "actos de violencia" contra los migrantes en la frontera norte de Chile, que deben condenarse "categóricamente".
"Ante los últimos acontecimientos ocurridos en Iquique, en la frontera norte de Chile, quisiera manifestar mi más profunda preocupación, ya que estos actos de violencia van en menoscabo de los derechos humanos y deben condenarse categóricamente", dijo Stein.
Las protestas contra la entrada clandestina de migrantes y el aumento de la violencia comenzaron el fin de semana en Iquique, una de las primeras urbes tras ingresar por la frontera norte con Perú y Bolivia, y se extendieron durante la noche del lunes a la vecina Arica, con un paro de un millar de camioneros.
Y la tensión volvió a escalar esta semana en la Región de Tarapacá, más de 1.800 kilómetros al norte de Santiago y donde el lunes hubo cortes de carretera, cierre de comercios y la interrupción de las operaciones del principal aeropuerto.
"Ninguna persona merece ser discriminada", agregó el representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Stein alentó a las "autoridades y los líderes de opinión" a promover "el respeto por la diversidad, al tiempo que constituyen un apoyo tanto a las personas en movilidad como a las comunidades que generosamente las reciben".
Añadió que "la inclusión comienza a nivel comunitario, particularmente en zonas fronterizas y de primera acogida", pues son quienes "han abierto sus puertas de manera incondicional para apoyar a los caminantes que llegan en situación de extrema vulnerabilidad".
Por ello, se debe "reconocer estos esfuerzos y no dejar solas a estas comunidades, fortaleciendo, en primera instancia los servicios básicos que benefician tanto a la población local como a las personas refugiadas y migrantes".
También, exhortó a las migrantes de Venezuela a "respetar las leyes y reglamentos de los países en que se encuentran", pues aunque son "hechos aislados -que no representan a la comunidad- no deben ser utilizados para incitar a la discriminación ni a la violencia".
Así, hizo un llamado a la comunidad internacional para continuar apoyando "a Chile y a los países de la región que han ofrecido de manera incondicional protección a las personas refugiadas y migrantes de Venezuela", pues "la responsabilidad es compartida".
En el último año, esta zona ha experimentado varias olas masivas de ingresos clandestinos de extranjeros, que provocaron el colapso de pequeñas localidades fronterizas, con poca infraestructura y recursos y donde se han asentado miles de personas en campamentos.
En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.