Carabinero que se defendió de una turba disparando se querelló por homicidio frustrado

Publicado:
- Periodista Digital:
Cooperativa.cl

Leandro Quezada, junto a los sargentos Patricio Gómez y Carmen Figueroa, firman la acción, que detalla ataques de cerca de 70 encapuchados durante la marcha de la Confech.

Al menos 10 de ellos sólo habrían agredido al uniformado que disparó al suelo para repelerlos, hoy imputado porque parte de esa bala alcanzó a un repartidor de comida.

 ATON (Referencial)

El uniformado, que controló el tránsito durante la marcha de la Confech, afirmó que "ante el miedo por mi integridad física, desenfundé mi arma de servicio".

El carabinero Leandro Quezada, quien al ser golpeado el viernes pasado por un grupo de encapuchados durante la marcha de la Confech en la Alameda, los repelió disparando al suelo, interpuso una querella por homicidio frustrado junto a dos compañeros que también resultaron lesionados en el hecho.

Parte de la bala disparada alcanzó a un repartidor de comida de 19 años que se encontraba en el sector, que inicialmente fue confundido con un manifestante, por lo que el Gobierno calificó la situación de "extrema gravedad", y la ministra de Bienes Nacionales, Javiera Toro, incluso demandó la "refundación" de Carabineros.

Una vez que se confirmó que el disparo fue en defensa propia, y que el joven herido no era un estudiante, la ministra y el subsecretario del Interior, Izkia Siches y Manuel Monsalve, visitaron al uniformado -que se mantiene como imputado en la causa-, y el Gobierno pidió a su gabinete moderar sus intervenciones en redes sociales frente a casos en desarrollo.

A casi una semana del incidente, Quezada interpuso esta acción, específicamente por "homicidio frustrado a carabinero en ejercicio de sus funciones", en contra de quienes resulten responsables del ataque, detallando que en esa jornada fue requerido para controlar desvíos en la arteria principal debido a la marcha autorizada, indicó La Tercera PM.

La querella sostiene que pasado el mediodía, "desde la plaza Benjamín Vicuña Mackenna, caminaron alrededor de 60 a 70 encapuchados, vestidos de uniforme escolar -pantalón gris y polerón negro-, quienes se ubicaron en el bandejón central, en donde permanecieron unos 10 minutos, para luego, y en forma sorpresiva, comenzar a correr hacia nosotros lanzándonos piedras y cualquier objeto que tuvieran a la mano".

Los desconocidos comenzaron a rodearlo a él y a su compañero mientras intentaban retroceder, y entonces "me percato de que mi sargento (Patricio) Gómez quedó atrás, por lo que me di vuelta para buscarlo y un sujeto encapuchado me pegó un golpe de puño, al parecer con una manopla, en mi cabeza a un costado de mi ceja izquierda".

"Caí al suelo inmediatamente y comencé a cubrirme la cabeza con ambos brazos, ya que varios encapuchados se acercaron para propinar golpes de todo tipo", relató el uniformado, quien luego logró ponerse de pie, pero "veo de entre 10 a 15 personas a mi alrededor, quienes me continuaban pegando y lanzando objetos, y momentos antes me habían quitado mi bastón retráctil".

"Por lo que ante el miedo de mi integridad física -continúa-, es que desenfundé mi arma de servicio, revólver, y efectué un solo disparo al suelo. Los individuos se alejan de mí y logro divisar a mi sargento Gómez ingresando a un edificio, al que también hago ingreso", lugar en que dio cuenta del hecho a Comando y Control, y solicitó el traslado al Hospital de Carabineros.

AGRESIONES A SUS COMPAÑEROS

En la misma acción legal, el sargento Patricio Gómez señaló que mientras los encapuchados se les acercaban, los tres uniformados "comenzamos a correr hacia el oriente unos 100 metros aproximadamente, hasta llegar a calle Lira, en donde me dieron alcance, lanzándome contra la pared y recibiendo golpes con objetos contundentes, en donde yo solo trataba de protegerme, cubriendo mi cara y cuerpo".

Fue entonces que advirtió que Quezada estaba siendo golpeado en el suelo, y "es en esos instantes que escuché un disparo, y los jóvenes comenzaron a dispersarse hacia el costado norte de la calzada", momento que aprovechó para gritarle que "'¡Avancemos!', logrando refugiarnos en dependencias de la Universidad Católica, mientras que la sargento (Carmen) Figueroa se encontraba refugiada en el interior de un almacén".

La carabinera confirma el relato, complementando que cuando Quezada cayó al suelo, los manifestantes "también le lanzaban piedras a él y a nosotros, mientras el sargento Gómez me gritaba ¡Carmencita, agáchate!', por lo que me cubro con mis brazos, instantes en que alguien me tomó por la espalda y me jaló hacia un negocio, el que inmediatamente cerraron".

La querella también detalla las lesiones que sufrieron los tres policías en esa jornada: hematomas, equimosis, contusiones en brazos, dorsal y manos, entre otras.