Más de 200 ballenas murieron tras varar en remota zona de Nueva Zelanda
La situación fue reportada en una playa en las remotas islas Chatham, a unos 840 kilómetros de la Isla Sur.
Este es el segundo varamiento de cetáceos en menos de una semana y que han dejado casi medio millar de animales muertos.
A finales de septiembre más de 200 ballenas piloto murieron tras quedar varadas en una remota isla de Tasmania, en el sur de Australia.
Unas 240 ballenas murieron tras quedarse atrapadas en una playa en las remotas islas Chatham, a unos 840 kilómetros de la Isla Sur de Nueva Zelanda, en el segundo varamiento de cetáceos en menos de una semana y que han dejado casi medio millar de animales muertos.
El Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda señaló en un comunicado que sus equipos están trabajando en este varamiento, reportado la víspera en la bahía de Waihere, situada en la isla Pitt, agregando que las ballenas sobrevivientes -cuyo número se desconoce- fueron eutanasiadas para evitarles un "mayor sufrimiento", ya que sus regulaciones internas prohíben reflotarlas debido al riesgo de ataques de tiburones.
"Esta decisión nunca se toma a la ligera, pero en casos como este es la opción más amable", subrayó el asesor técnico de asuntos marinos del Ministerio, Dave Lundquist, citado en la nota.
Explicó, además, que Pitt es la "isla deshabitada más remota de Nueva Zelanda", por lo que "las comunicaciones son limitadas y la logística es un reto".
La muerte de estas 240 ballenas se dan después del deceso de otros 215 ejemplares que se quedaron varados el sábado pasado a unos 40 kilómetros de la isla Rangiauria.
Así, los dos incidentes juntos han dejado casi medio millar de esos animales muertos en menos de una semana.
Muchos mamíferos marinos, entre ellos ballenas y delfines, suelen quedarse varados con frecuencia en las costas del sur de Australia y de Nueva Zelanda, sin que los expertos hayan logrado esclarecer los motivos. Se cree que estos incidentes se producen por enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, la persecución de depredadores o a condiciones meteorológicas extremas.
A finales de septiembre más de 200 ballenas piloto murieron tras quedar varadas en una remota isla de Tasmania, en el sur de Australia, en el mismo punto donde dos años antes otros 370 ejemplares perdieron la vida.