"Nos hemos convertido en huesos": crudos testimonios de desplazados por la guerra en Gaza
Además de los bombardeos, los palestinos deben lidiar con el hacinamiento y el hambre.
La ONU cifra en 1,9 millones de gazatíes los movilizados por el ataque israelí en la Franja.
Nueve de cada 10 palestinos no están comiendo lo suficiente, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA).
"Nos hemos convertido en huesos", lamenta Fatma al Madani, una de las muchas madres en Gaza que no sabe cómo dar de comer a sus hijos, que lloran toda la noche con el estómago vacío.
La suya es una de las muchas familias de desplazados por la guerra en la Franja palestina, que sobreviven como pueden ante una hambruna calificada por Naciones Unidas como una "catástrofe" humanitaria.
"El niño grita toda la noche por tener hambre" relató a EFE la mujer, desplazada con su familia a Rafah, lo más al sur del enclave costero.
NI PAN QUE COMER
Una tienda de campaña en la que se hacinan diez personas se ha convertido en su precario hogar, en el que "no hay ni pan para comer".
"Todos tiene hambre, todos. Tengo una enfermedad renal y necesito alimentación especial, pero no encuentro nada", denuncia esta madre, pues además de comida faltan medicinas, higiene o agua.
Y lo poco que se encuentra para llevarse a la boca "está todo caro, no se puede comprar nada", pues los precios se han disparado ante la escasez.
"No encontramos ni para hacer un trozo de pan en esta situación, en medio de la arena y las tiendas de campaña", añade, pues la ayuda humanitaria apenas llega.
Tag Ahmed, otro de los 1,9 millones de desplazados - el 85% de la población del enclave -, es categórico: "Vivimos en la pobreza, en la miseria".
Hasta el punto de tener que racionar el poco pan que consiguen, "para que no se termine, es agotador", asegura.
Mientras que unas cuatro familias comparten como pueden una tienda de campaña, donde los hombres duermen afuera pese al frío.
Lo poco que logran obtener, lo cocinan en un puchero sobre una improvisada cocina: unos ladrillos, entre los que queman leña.
SUFRIMIENTO FÍSICO Y MENTAL
De acuerdo con EFE, en los campos de desplazados se puede observar el agotamiento mental que sufren las familias palestinas: los bebés lloran, los niños juegan por el recinto - algunos sin zapatos - y las mujeres preparan algo con lo que engañar al estómago, a base de harina y agua.
"Estamos sufriendo mucho", dice Rudab Abunazi, otra desplazada, al vivir con 30 personas apelotonadas en un pequeño espacio. "Afecta psicológicamente", señala.
Enferma de dermatitis atópica, su estado "ha empeorado por las condiciones que vivimos aquí", donde "es todo difícil, muy difícil. Las condiciones de vida ya son insoportables, los precios llegaron al doble", manifiesta. "Cada uno tiene una historia, un sufrimiento".
La mitad de la población en la Franja de Gaza se está muriendo de hambre y nueve de cada diez personas no están comiendo lo suficiente, según advirtió recientemente el subdirector ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), Carl Skau.
Varias zonas de Gaza han alcanzado el nivel más alto, el de "catástrofe", en el baremo de Naciones Unidas sobre inseguridad alimentaria, por la hambruna en el norte y sur de la Franja palestina, una situación extrema que no ocurría desde crisis humanitarias como las de Somalia o Etiopía.
Además de que organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch o Oxfam Intermón han denunciado que el hambre se ha convertido en un arma de guerra en Gaza.
Hasta la fecha, la ofensiva israelí en Gaza ha dejado más 21.300 palestinos muertos y más de 55.600 heridos, según el Ministerio de Sanidad del enclave costero.