Una "historia de humanidad urbana" tiene conmovidos a miles de italianos. Se trata de un relato publicado en la página de Facebook de la Policía de Roma que da cuenta de la soledad y abandono en que vive una pareja de ancianos residentes en la ciudad.
Todo comenzó luego de que vecinos de la zona de Appio llamaran a la Policía alertando que al interior de un departamento se escuchaban gritos y llantos. Al llegar al lugar los agentes encontraron a dos ancianos: Michele, de 94 años, y Jole, de 84 años.
Cuando les consultaron qué les había ocurrido los ancianos, sorprendidos, expresaron su consternación frente a la "violencia" de las noticias que estaban viendo en la televisión.
En su relato, con profundo sentimiento, la Policía contó que el matrimonio hace tiempo no recibía visitas y que sus agentes, emocionados, aprovecharon la ocasión para conversar con ellos y prepararles una cena mientras esperaban la llegada de una ambulancia a fin de que constatara su estado de salud.
"A veces la soledad se disuelve en lágrimas", reflexionó la Policía en su página de Facebook.
Tantos recuerdos para contar, pero ¿a quién?
A continuación el relato, que ya ha sido compartido más de 25 mil veces en Facebook y acumula miles de comentarios:
"Es un verano sofocante el romano. Jole está en casa. Como todas las noches. Quizás desde hace mucho tiempo. En el noticiero transcurren distraídamente las noticias. Atentados, niños maltradados en el jardín. Jole se pregunta el por qué de tanta maldad. Pero la TV le hace compañía. Es todavía una noche solitaria para pasar con Michele. Sí, porque Michele, 94 años, es su marido desde hace casi 70. Ella, que tiene 89 primaveras, ¡tendría tantos recuerdos para contar! Pero, ¿a quién? Hace tanto que nadie pasa a saludarlos...".
"No siempre es fácil la vida. Sobre todo cuando se vacía la ciudad y los vecinos están de vacaciones, a veces la soledad se disuelve en lágrimas. Puede ocurrir, como en esta ocasión, que alguien llore tan fuerte por la desesperación que alguien acabe llamando a la policía. Jole y Michele no fueron víctimas de un crimen o una estafa, ningún ladrón entró en su casa. No hay nadie a quien salvar. Esta vez, para los agentes hay una tarea de enormes proporciones: dos almas solitarias que necesitan ser reconfortadas".
Los policías reaccionaron con "ternura" y "humanidad" para poder confortar a los ancianos.
"Todo en el departamento cuenta de la larga vida juntos, pero también de la desolación por la cual los agentes están allí. Un mísero racimo, del cual penden tres uvas, sobre la mesa de la cocina, dan cuenta de un ayuno que lleva ya demasiado tiempo. Los policías se impregnan de la ternura. Entienden que esta vez es distinto. Esta noche, las leyes no sirven. Sirve ser hombres. Sirve ser verdaderos".
"Sólo un poco de calor humano podrá restaurar la paz en Jole y Michele. Así que les pidieron permiso para acceder a la despensa e improvisar una cena, un plato de pasta con manteca y queso, nada en particular, pero con un ingrediente valioso: toda su humanidad".
