Un estudio realizado en España demostró que los bebés son capaces de combinar información para aplicar reglas lógicas.
Los bebés menores de dos años tienen capacidades cognitivas, capaces de generar hipótesis.
El Centro de Cognición y Cerebro español reveló, a través de un estudio, que los bebés son capaces de hacer deducciones racionales mucho antes de que aprendan a hablar.
El experimento se hizo con bebés de 12 y 18 meses. En algunos casos las escenas invitaban a hacer una deducción para saber la identidad de un objeto escondido, en otras ocasiones no era necesaria la deducción porque las acciones ocurrían a la vista de los participantes.
Los investigadores registraron el tiempo de respuesta en que la pupila de los participantes se dilataba, "un efecto que está relacionado con el esfuerzo cognitivo", explicó la científica Ana Martín.
Los investigadores vieron que la dilatación pupilar y la manera de explorar las imágenes a través de la mirada era muy similar entre los grupos de niños y adultos, pese a que los últimos tienen ya un lenguaje muy desarrollado y experiencia adquirida.
Para los autores, el estudio es la prueba de que, con menos de dos años, los bebés son capaces de combinar información para aplicar reglas de lógicas y razonar, pese a no dominar el lenguaje ni sus matices.
Pese a esto, "seguimos sin saber cómo aprenden, con qué capacidades vienen dotados, o cómo combinan la información para formular hipótesis. Aún no sabemos cómo funciona su mente", explicó Martín, coautora del estudio.
Antecedentes
Estudios previos habían determinado que los bebés menores de dos años (llamados preverbales) tienen capacidades cognitivas sofisticadas: por ejemplo, son capaces de generar y confirmar hipótesis, una herramienta esencial que les ayuda a comprender y predecir los fenómenos que les rodean.
Un estudio publicado en la revista Science en 2011, determinó que ante un juguete que no funciona, los bebés de 16 meses son capaces de generar hipótesis y plantearse si el defecto es culpa suya o del juguete.
Otros estudios constataron que, con 11 meses, un bebé no sólo es capaz de sorprenderse si un objeto viola las leyes físicas, sino que además intentará buscar una explicación y hacer comprobaciones para averiguar el por qué.
