Cerca de un 40 por ciento de los jóvenes que tienen amigos que delinquen también se involucran en conductas ilícitas, según un estudio sobre las trayectorias delictuales impulsado por la Fundación San Carlos de Maipo y desarrollado por el Instituto de Sociología de la Universidad Católica.
Además se determinó que uno de cada dos adolescentes infractores de la ley han estado recluidos al menos en una oportunidad, ya sea cumpliendo una condena o de manera preventiva.
El análisis, enmarcado en un proyecto Fondecyt, buscó establecer la evolución de las actitudes delictuales en niños y jóvenes, además de establecer los principales factores de riesgo que desembocan en conductas que están al margen de la ley.
Para el estudio se consideraron dos grupos de encuestados. El primero correspondió a todos los jóvenes sin límite de edad, incluso mayores de 18 años, que se encontraban cumpliendo condenas en centros cerrados del Sename en las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O'Higgins. El segundo grupo correspondió sólo a menores de 18 años que se encontraban cumpliendo condenas en los programas de Libertad Asistida, y Libertad Asistida Especial y en centros semicerrados de la región Metropolitana.
"Mantener una rutina libre de control de la autoridad expone a los jóvenes a mayores probabilidades de perpetuar conductas delictivas. Tener amigos y colegas que no estén insertos en conductas delictuales favorece un proceso de desistencia subjetiva exitoso o, al menos, evita el aumento en identidad delictiva (...) el desarrollo emotivo y configuración de la personalidad en la adolescencia se ve altamente influenciado por el entorno social de los jóvenes", explicó Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo.
Principales resultados
De acuerdo a las respuestas recopiladas, se logró determinar que de los jóvenes que estuvieron involucrados en delitos, un 38 por ciento reconoció que la mayoría de sus amigos delinquen; en tanto un 73 por ciento de ellos señaló que al dejar de ver a sus amigos, abandonaron las conductas ilícitas.
En esa misma línea se detectó que el 63 por ciento de los jóvenes que viven con padres convencionales eliminaron las conductas fuera de la ley, mientras que un 65 por ciento de los que trabajaron en jornada completa desistieron del delito.
Por otra parte se estableció que los niveles educacionales también juegan un rol importante, donde un 33 por ciento de los jóvenes encuestados tiene educación básica incompleta, mientras que un 31 por ciento tiene educación media incompleta.
Adicionalmente, y según los antecedentes levantados en el estudio Exclusión de Población Penal, uno de cada dos internos tuvo un familiar preso y uno de cada cuatro tuvo recluido a uno de sus padres. Asimismo, casi el 70 por ciento abandonó su hogar antes de los 18 años.
"Se observa la importancia de los modelos conductuales tanto como un referente negativo, como un recurso a la hora de detener trayectorias delictivas en tanto sean referentes pro sociales", destacó Sánchez.
En relación al consumo de drogas, se evidenció que un 39 por ciento de jóvenes que realizan delitos contra las personas o robos a lugares, presentaban algún trastorno de dependencia a alguna sustancia ilícita; el 12 por ciento de quienes dependen de una sustancia ilícita han sido condenados a una pena privativa de libertad, que contrasta con un 5 por ciento de jóvenes con ese tipo de condena que no presentan dependencia a sustancias.
Efecto disuasivo de las Penas
Según el estudio, un 21 por ciento del total de encuestados se define a sí mismo como un delincuente, un 48 por ciento dice tener mucho en común con las personas que cometen delitos y un 39 por ciento se siente acogido por sus amigos que cometen delito.
Teniendo esto en cuenta es que "surge el legítimo cuestionamiento sobre si las condenas actuales cumplen con el objetivo de ser disuasivas para aquellos que aún no son condenados y/o para aquellos que ya han cometido delitos", cuestionó Marcelo Sánchez
"Se podría decir -incluso- que para un grupo de jóvenes el recibir una condena es consistente con lo que ellos y su grupo esperan que ocurra. Esto también podría tener relación con las altas tasas de reincidencia delictual en los jóvenes que cumplen condena en el Servicio Nacional de Menores, las que son de alrededor del 50 por ciento a los 24 meses de haber terminado con su condena", finalizó.