Estos son los animales que le ganan a Bolt y Phelps
Sin ninguna preparación física, la naturaleza lleva años produciendo campeones olímpicos.
Fuerza, natación, tiro al blanco: disciplinas ampliamente dominadas por el mundo animal.
Sin ninguna preparación física, la naturaleza lleva años produciendo campeones olímpicos.
Fuerza, natación, tiro al blanco: disciplinas ampliamente dominadas por el mundo animal.
La gran fiesta del deporte en la que cientos de hombres y mujeres se midieron cuerpo a cuerpo en Londres tratando de superarse a sí mismos y a sus contrincantes llega este domingo a su fin.
¿Pero cómo se comparan las hazañas sobrehumanas de las que son capaces los deportistas con las proezas del mundo animal?
¿Cómo queda parado el "rey del agua", Michael Phelps, cuando se sopesan sus éxitos en relación a lo que hace a diario un pingüino o un delfín?
BBC Mundo examinó algunos casos en los que la naturaleza arrasa con el medallero.
Las hormigas son superiores a los humanos en halterofilia. (Foto: Alecita Pavón/Arte&fotografia) |
Fuerza bruta
Hossein Rezazadeh, de Irán, es uno de los mejores levantadores de pesas de todos los tiempos. Ostenta el récord por levantar 263 kilos.
Sin embargo, las hormigas tienen -en términos relativos- mucha más fuerza que el campeón iraní.
Las hormigas cortadoras de hojas pueden cargar -pese a su cuerpo diminuto- un trozo de hoja de un peso 50 veces superior al suyo.
¿Sería capaz Rezazadeh hacer lo mismo y levantar 2300 kilos? Seguramente no.
Ahora, imagínese al iraní sosteniendo con sus dos brazos no uno sino seis autobuses rojos de esos que circulan por Londres. ¿Absurdo no?
Pues eso es precisamente lo que hace el escarabajo rinoceronte macho, que puede levantar un objeto de hasta 850 veces su peso corporal.
Pero la medalla más preciada se la lleva un ácaro diminuto que tiene la capacidad de levantar cualquier cosa de hasta 1180 veces su propio peso.
Puntería certera
Nervios de acero y una precisión impecable es lo que se necesita para dar en el blanco. Ni lo uno ni lo otro parecen faltarle al arquero surcoreano Im Dong-Hyun, el primero en romper un récord mundial en los Juegos Olímpicos Londres 2012.
Pero en el reino animal, también existen especies notables por su puntería.
Presionando la lengua contra un surco en su boca, el pez arquero puede lanzar un chorro de agua a dos metros de distancia y dar en el punto escogido, que puede ser por ejemplo, un delicioso escarabajo.
Las cobras también hacen gala de una precisión sin igual cuando, ante la presencia de una amenaza, escupen su veneno.
Trompadas en la selva
Boxeadores y luchadores merecedores de una medalla de oro no faltan en el reino animal.
Cada primavera, las liebres macho y hembra pelean para mostrar el interés del uno por el otro.
Otro campeón en el ring es el canguro. Los machos luchan para establecer su superioridad o simplemente para jugar.
Dos de las luchas más espectaculares entre los animales son las que tienen lugar entre los ciervos rojos y los lucánidos (una especie de escarabajo).
Los venados invierten una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en competir con otros machos para acceder a las hembras. Empiezan primero midiéndose con rugidos y caminatas en paralelo, hasta que el conflicto escala y los contrincantes se trenzan en una batalla que puede provocarles serias heridas e incluso la muerte.
Los lucánidos utilizan utilizan sus enormes mandíbulas para competir por comida y territorio.
Nadadores sensacionales
Cuando el nadador estadounidense Michael Phelps conquistó su decimonovena medalla el 31 de julio de 2012 (tres días después ganó tres más) se convirtió en el atleta olímpico más condecorado de la historia.
Sin embargo, una serie de animales acuáticos superan con creces sus hazañas.
Para darnos una idea, el récord mundial de Phelps en los cien metros mariposa es de 49,82 segundos. Un delfín puede hacer 100 metros en 22 segundos aproximadamente.
Esto se debe a que tienen una piel gruesa que les permite deslizarse por el agua -que es 800 veces más densa que el aire- con facilidad.
Los pingüinos también son ultraveloces en el agua porque envuelven su cuerpo en burbujas que actúan como lubricantes para reducir la fricción.
Y cuando se trata de larga distancia, el ganador es el oso polar.
En enero de 2011 se registró el caso de un ejemplar que nadó de forma continua por nueve días, recorriendo una distancia de 687 kilómetros. Una hazaña notable para un animal que pasa la mayoría de su tiempo en tierra.