Luego del fenómeno que significó en las redes sociales el video casero con las aventuras de Miguel González, apodado "El Tarro" -quien en compañía de un grupo de amigos desafió al peligro arriba de su bicicleta en Talca-, la memorable secuencia hizo reír y a la vez emocionar a todo el país pero, ¿por qué estas travesuras causaron un impacto distinto en hombres y mujeres?
El consenso es que las acrobacias del talquino, así como el apasionante relato y claque de sus amigos, nos remontaron a tiempos hermosos, sencillos y entrañables, lo cual contrasta con la actualidad, donde prima Internet, el cable y los accesorios tecnológicos antes que la vida al aire libre.
La nostalgia-pena de los hombres
Hace unos años un estudio estadounidense, tomando como referencia el film "Toy Story 3″ con la evolución del protagonista desde su niñez rumbo a la universidad, investigó las reacciones del público masculino que se vio particularmente conmovido con el ejercicio nostálgico de revisar el precisamente el paso de adolescente a adulto.
En líneas generales los expertos en sicología masculina confirmaron que mientras los niños disfrutaban la película, los adultos no podían contener las lágrimas, ya que las evocaciones, juguetes u otros objetos queridos de la niñez representan la conexión con un tiempo sin preocupaciones y con la experiencia del juego.
Michael Kimmel, sociólogo de la Universidad de Stony Brook en Estados Unidos, argumentó que los hombres a diferencia de las mujeres cuando lloran, no lo hacen por la misma razón.
"Ellas suelen derramar lágrimas por temas del presente o por lo que pueda pasar en el futuro, dice, pero ellos por nostalgia, por algo que han perdido y que no volverá. Si los hombres lloran, es porque los conmueve esa conexión con el tiempo en que eran inocentes y libres, antes de que se les comenzara a exigir comportarse como adultos, pagar hipotecas y mantener un hogar", consignó en dicha oportunidad La Tercera.
Una idea similar sostiene Herb Goldberg, profesor emérito de la Universidad Estatal de California, quien asegura que "si le dices a un hombre algo que hiera sus sentimientos, probablemente no vaya a llorar, pero si le hablas de algo de su pasado, de un recuerdo, lo más probable es que termine conmovido".
Esta aseveración cobra mucho sentido si realizamos una introspección acerca de nuestros recuerdos y de las vivencias que acumulamos también como testigos.
El desafío de la adultez
Michael Kimmel asegura que las mujeres experimentan el ingreso a la adultez de una manera mucho menos conflictiva, pues durante su niñez les corresponde obedecer muchas más reglas sociales, lo que no las hace relacionar este período con un tiempo idílico de libertad.
Además, para ellas, la adultez no representa desafíos equivalentes a los de los hombres, a pesar que deben enfrentar otros, como la maternidad y la búsqueda de reconocimiento en el ámbito laboral, por lo que el especialista sostiene que "los hombres ven la adultez como algo triste, porque está llena de responsabilidades, es aburrida y muy difícil" .
William Meek, psicólogo de la Universidad de Vancouver y especialista en psicología masculina, explica que "cuando las niñas viven la transición hacia la adultez no necesitan 'probarle' a nadie que se están convirtiendo en mujeres", -no sólo visualmente- por lo que escapan a la presión. Los niños, por otra parte, viven todos los días combatiendo la expectativa de tener que establecerse en el mundo como proveedores y protectores.
Volviendo al caso de "El Tarro", no es de extrañar entonces que el vídeo casero con sus espectaculares saltos en el patio de una casa -y que incluso motivó que Carabineros y los estudiantes se hicieran eco del fervor popular- tenga notablemente mayor impacto en hombres que en mujeres.
Una prueba es la rienda suelta con múltiples tendencias en redes sociales, programas de medios de comunicación y prensa escrita, que se han unido para recordar sus "experiencias de tarro", en la tierra, con amigos tangibles, con porrazos y los retos posteriores propios de padres preocupados.