Los niveles actuales de calentamiento global hacen posible que lleguemos a un punto de inflexión que conduciría a efectos en cadena con cambios fundamentales en el sistema climático, según la OCDE, que advierte de que con más de 1,5 grados ese descontrol podría pasar a ser "probable".
Esta es una de las principales advertencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un informe publicado este viernes, donde se enfoca en que omitir el riesgo de llegar a ese punto de inflexión puede significar subestimar hasta ocho veces el costo económico del calentamiento climático.
Los autores del informe llegan a esa conclusión después de haber pasado a examen diferentes estudios sobre las pruebas científicas de superar en más de 1,5 grados el calentamiento global, que es el objetivo que se fijó la comunidad internacional en el Acuerdo de París de 2015.
En concreto, ese entendimiento proponía limitar el aumento de la temperatura a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales.
Los estudios señalan que a partir de ese nivel cabe la posibilidad de que se produzcan fenómenos como el hundimiento del casquete polar en el Antártico occidental o en Groenlandia, la descongelación del permafrost ártico, el parón de las corrientes del Atlántico o la destrucción de la selva amazónica.
El impacto de cambios de ese tipo se propagaría a los sistemas socioeconómicos y ecológicos en un tiempo tan breve que haría difícil la adaptación de las poblaciones y eso afectaría "gravemente" a los sistemas humanos y naturales.
La OCDE pone el acento en que tradicionalmente se considera, "de forma equivocada", que hay una gran probabilidad de que esos puntos de inflexión no se van a producir y se menosprecian a la hora de tomar decisiones en política climática.
Por eso insiste en que "las pruebas científicas actuales abogan sin duda por una acción climática sin precedentes, urgente y ambiciosa, para afrontar los riesgos de una inflexión del sistema climático".
En concreto, eso significa que "es vital limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, con una superación nula o muy limitada de ese umbral".
Entre otras cosas porque las interpretaciones más flexibles del Acuerdo de París "son incompatibles con el objetivo de resiliencia", ya que esos efectos en cadena podrían desencadenarse simplemente por llegar al límite superior de la horquilla que se barajó allí, entre 1,5 y 2 grados como máximo.
La OCDE recuerda que las políticas fijadas por las contribuciones nacionales actuales no permitirían cumplir con un calentamiento limitado a 1,5 grados, con lo que resulta "esencial" que la meta colectiva "se resuelva considerablemente a muy corto plazo".