Jueza Atala: Son muchos los dolores vividos en estos años
Durante el acto de desagravio que le ofreció el Estado, lamentó no haber visto crecer a sus hijas.
Siento que fuimos vulneradas aun cuando somos ciudadanos de derecho, dijo
Durante el acto de desagravio que le ofreció el Estado, lamentó no haber visto crecer a sus hijas.
Siento que fuimos vulneradas aun cuando somos ciudadanos de derecho, dijo
La jueza Karen Atala afirmó que "son muchos los dolores vividos en estos años" durante el emotivo discurso que dio durante el acto de desagravio que le ofreció el Estado de Chile por el trato discriminatorio que sufrió cuando, en 2004, se le quitó la tuición de sus hijas debido a su condición de lesbiana.
El caso se produjo debido a una demanda del padre de las niñas, quien alegó que una mujer con su opción sexual no podía criar correctamente a las pequeñas, lo que fue respaldado por la justicia, incluida la Corte Suprema en última instancia.
Luego de nueve años de dictada la sentencia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos decretó en marzo pasado que tanto Atala como sus hijas sufrieron la violación a los derechos de igualdad y a la no discriminación, además de una violación al derecho a la vida privada y obligó al Estado chileno a realizar un "acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional" y a "continuar implementando, en un plazo razonable, programas y cursos permanentes de educación y capacitación dirigidos a funcionarios públicos".
Durante este acto, efectuado en el Salón O'Higgins del Ministerio de Relaciones Exteriores, Atala manifestó que durante el proceso de entrega de tuición al padre de las niñas, "mi privacidad estuvo expuesta en la prensa con un ministro de visita y un juicio. Me obligaron a entregar a mis hijas en un plazo de 48 horas bajo apercibimiento de arresto. Y yo como mujer de derecho acaté esa decisión".
"Tenía la convicción de que sería algo transitorio, sin embargo a nueve años de esta sentencia siento que fuimos vulneradas aún cuando la Constitución dice que somos libres en derecho. Son muchos los dolores vividos en estos años", agregó.
Para ejemplificar su situación, Atala citó al ex presidente español José Luis Rodríguez, quien al promulgar la ley de matrimonio igualitario en su país afirmó que "reconocemos hoy en España el derecho de las personas a contraer matrimonio con otros del mismo sexo. Estamos construyendo un país más decente porque una sociedad decente es la que no humilla a sus ciudadanos".
La jueza contó que "a meses de haber entregado a mis hijas, mi padre enfermó de cáncer. Conseguir la posibilidad de que lo fueran a ver fue objeto de negociaciones. Mi padre murió y de mis hijas solo la mayor lo recuerda".
"Hoy mis hijas son adolescentes. Como madre privada de la tuición por razones injustas no pude escoger el colegio en que se educaron ni tratamientos de salud. Cuando se pierde la tuición se pierde la calidad de padres o madres. Esto no se condice con el mandato de los derechos humanos de niños y niñas", agregó.
"Quienes son padres separados y sin la custodia de sus hijos se lo pueden imaginar. Uno se pierde detalles que son muy importantes, como la caída del primer diente o primer día de clases", expuso la jueza.
Atala afirmó también que "castigar a los padres sanciona también a los hijos. Excluye de los ritos familiares, que en mi caso por tener familia palestina son muy importantes. Urge en chile modificar la legislación en materia de tuición que rige en el código civil. Que haya igualdad entre los padres".
"En Chile las leyes están plagadas de consideraciones morales. En 160 años de nuestra legislación en materia de matrimonio, esta ha sido modificado, pero los paradigmas siguen vigentes. Se establece que la base fundamental de la sociedad es la familia, basada en un matrimonio entre un hombre y una mujer. Así se entiende la vida en Chile: heterosexual y familiar. Todo o que escape de ello es anormal".
Hijo: Fue castigada por ser diferente
Sergio Vera Atala, el hijo mayor de la jueza, dijo tras el acto que "soñamos que en nuestro país no se vulneren los derechos del prójimo por su pensar o actuar diferente. Sin embargo, muchos como mi madre son marginados, castigados o expuestos por ser diferentes. Nada ni nadie nos va a devolver el tiempo perdido o quitarnos el dolor de haber visto a nuestra madre y familia expuestas merced de opiniones malintencionadas y prejuicios valóricos fuera de lugar".
Agregó que este acto demostró que se pueden asumir errores y que "si queremos un Chile más justo debemos luchar por él".