El cardenal antigay que lideró la oposición al Papa
Raymond Burke calificó las relaciones homosexuales como "profundamente desordenadas y dañinas".
El obispo ha generado polémica en el pasado por sus posturas conservadoras y por tratar de influir en la política estadounidense.
El propio obispo confirmó su degradación, aunque precisó que aún no ha recibido una notificación formal.