La ONU alertó este jueves del "claro riesgo" de hambruna en cuatro países afectados por conflictos -Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen-, en el marco de una crisis global que el jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, definió como "un tsunami" de hambre.
"Lo que era una ola de hambre es ahora un tsunami", dijo Beasley en una reunión del Consejo de Seguridad, en la que aseguró que el mundo se enfrenta a un problema alimentario "de una magnitud sin precedentes" y que amenaza a millones de personas.
El director ejecutivo de la agencia de la ONU encargada de la seguridad alimentaria recordó que la situación ya era crítica desde 2020 y no ha hecho más que deteriorarse en los últimos meses como consecuencia de la guerra en Ucrania y el encarecimiento que ha producido en alimentos, fertilizantes y combustibles.
En la reunión de hoy, el Consejo de Seguridad se centró en los países donde el riesgo de hambruna está causado principalmente por conflictos armados y, por tanto, entra directamente en su mandato. Actualmente, esa situación se da en tres países africanos y en Yemen, escenario de una larga guerra entre los rebeldes hutíes y el Gobierno y sus aliados árabes.
"Análisis recientes han identificado cientos de miles de personas que se enfrentan a niveles catastróficos de hambre", señaló el jefe humanitario de la organización, Martin Griffiths.
En Yemen, unos 19 millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria y unos 160.000 estarían en riesgo de morir de hambre, según las estimaciones de la ONU.
En Sudán del Sur, donde continúa la violencia pese al acuerdo de paz que en 2018 puso fin a la guerra civil, Naciones Unidas calcula que hay 7,7 millones de personas (un 63 por ciento de la población) en situación de crisis alimentaria, con unos 87.000 en situación extrema.
En Etiopía, más de 13 millones de personas necesitan ayuda alimentaria, con una situación especialmente precaria en la región de Tigré, escenario de un conflicto entre el Gobierno y el partido que gobernaba la región antes del inicio de la guerra.
Mientras, en Nigeria los problemas se centran en el noreste del país, escenario de continuos ataques de Boko Haram y otros grupos yihadistas, que han dejado a más de 4 millones de personas en la inseguridad alimentaria, con más de medio millón en situación de emergencia y, de ellos, la mitad sin acceso a ayuda por el alto nivel de inseguridad.
Griffiths pidió al Consejo de Seguridad que haga todo lo posible para resolver los conflictos en los cuatro países y para obligar a las partes a cumplir con sus obligaciones bajo la ley internacional humanitaria.
Además de la situación en esos cuatro países, la ONU está especialmente preocupada por el riesgo de hambruna en otros dos lugares: Afganistán y Somalia, país este último donde hay ya más de 200.000 personas al borde la hambruna y donde millones más están en fuerte riesgo.