Argentina extendió hasta el 31 de diciembre de 2023 la emergencia sanitaria decretada por la pandemia de Covid-19, en momentos en que el país registra nuevamente una alta circulación del SARS CoV-2 y de otros virus respiratorios.
Ésta es la tercera vez que se prorroga la emergencia, decretada inicialmente en marzo de 2020, luego de que se detectaran los primeros casos de la enfermedad en Argentina.
El decreto publicado este viernes en el Boletín Oficial y que lleva la firma del presidente argentino, Alberto Fernández, habilita a la Jefatura de Gabinete de Ministros a reasignar partidas presupuestarias y faculta al Ministerio de Salud a, entre otras cosas, contratar personal de salud jubilado, retirado o extranjero, e instalar hospitales de campaña.
La medida se da en momentos en que Argentina vive desde finales de noviembre un aumento en los contagios, con 61.903 casos notificados la semana pasada.
El decreto recuerda que en la decimotercera reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional celebrada el 13 de octubre pasado se consideró que la pandemia sigue constituyendo una emergencia de salud pública de "preocupación internacional".
También observa que en Argentina, además de la circulación del SARS-CoV-2, se registró este año un "comportamiento inusual" tanto en la estacionalidad y como en el número de casos de influenza y en la frecuencia y distribución de otros virus respiratorios.
"A pesar de que se ha alcanzado un elevado nivel de inmunidad poblacional contra el SARS CoV-2 adquirida, relacionado con una combinación de alta incidencia de infecciones en sucesivas olas de contagios y muy altas coberturas de vacunación, se registra nuevamente alta circulación de SARS CoV-2 y otros virus respiratorios", indica la resolución gubernamental.
El decreto también apunta que el descenso de casi un 50% en la atención de pacientes ambulatorios y la cancelación de alrededor del 60% de las prácticas médicas y diagnósticas por la pandemia ha generado una demanda acumulada que debe ser adecuadamente atendida en todo el país.
Y advierte que, además, se verifica un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas como consecuencia del cambio en los hábitos alimentarios, el aumento de peso por el confinamiento y una reducción significativa de la actividad física que requieren de un esfuerzo adicional del sistema de salud para recuperar el seguimiento y el control periódico de los pacientes.
"Por lo tanto, resulta fundamental fortalecer los servicios sanitarios en todos sus niveles, el acceso a los tratamientos y a las pruebas diagnósticas y la atención especializada, con el fin de reducir la mortalidad y mitigar el impacto de la pandemia", alegó el gobierno.