Movilidad de Punta Arenas disminuyó sólo 26% durante el segundo confinamiento
"Autoridad debe identificar rápidamente los contagios nuevos y aislar a todos los contactos estrechos", reiteran expertos.
"Autoridad debe identificar rápidamente los contagios nuevos y aislar a todos los contactos estrechos", reiteran expertos.
La movilidad promedio de Punta Arenas en septiembre, tras la segunda cuarentena decretada a fines de agosto, fue 35% mayor a los registrados en abril, durante el primer período de confinamiento.
Según el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), liderado por investigadores de la Universidad de Chile, en abril la ciudad austral "registró una reducción de movilidad promedio de 40%, en septiembre registra una reducción de movilidad promedio de 26%, con respecto a las semanas de referencia".
Con una tasa de positividad superior al 50%, Magallanes actualmente enfrenta una segunda ola de contagios que la convierten en una de las regiones más golpeadas por el Covid-19, pese a mantener vigente una larga cuarentena.
De acuerdo al informe, elaborado en base a la información sobre uso de infraestructura de telecomunicaciones, estos registros indican que la segunda cuarentena en Punta Arenas tuvo un impacto bastante menor.
Leonardo Basso, director del ISCI y académico de la Universidad de Chile, plantea que estos niveles de movilidad pueden explicar al menos en parte las dificultades para combatir la pandemia en la región, donde el promedio semanal de contagios es el más alto del país.
"La primera cuarentena tuvo un efecto mayor en mitigar la movilidad, aunque se disipó a las pocas semanas. La cuarentena actual ha sido menos efectiva en disminuir la movilidad, lo que puede tener que ver con la mayor dificultad para controlar el segundo brote. Es problemático porque además sabemos que ya no se logran sostener confinamientos por largos períodos de tiempo", afirma el investigador.
Frente a este incipiente agotamiento de las cuarentenas como medida de control y contención de la pandemia, Leonardo Basso plantea que debe insistirse en alternativas que no son nuevas, y "la autoridad debe identificar rápidamente los contagios nuevos y aislar a todos los contactos estrechos, bajo un monitoreo estricto".