El presidente Donald Trump volvió a minimizar el impacto del Covid-19 en Estados Unidos, el país del mundo con más contagios y muertes por la enfermedad, mientras en estados como California y Florida la lucha por frenar el ascenso de los casos positivos.
En una entrevista con el canal Fox News transmitida este domingo, Trump pidió a los medios que se fijen más en la situación de Covid-19 en México y menos en la de este país, e insistió en que el tiempo le dará la razón y la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus "desaparecerá".
"¿Por qué no hablan de México, que no nos está ayudando? Todo lo que puedo decir es que gracias a Dios que construí casi todo el muro, porque si no tuviera el muro arriba tendríamos un problema mucho mayor con México", añadió.
Trump se pronunció así a pesar de que Estados Unidos ha registrado once veces más casos y casi cuatro veces más muertes por coronavirus que México, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Mientras los casos registrados hasta ahora en Estados Unidos son 3.730.312, de los cuales 140.218 han sido mortales, en México ha habido 338.913 personas contagiadas y 38.888 fallecidas por el Covid-19, según la prestigiosa universidad.
Hay casos que "no deberían ser considerados"
Durante la entrevista, Trump atribuyó la aceleración en la cifra de contagios confirmados en Estados Unidos al número de tests que se hacen en el país, que según dijo es por eso "la envidia del mundo".
A su juicio, muchas de esas infecciones contabilizadas "ni siquiera deberían ser (consideradas como) casos", pues corresponden a "gente joven que se curaría en un día", subrayó.
El mandatario también afirmó que Estados Unidos tiene "una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo", algo que el entrevistador, Chris Wallace, le rebatió al recordar que, de acuerdo con el análisis de Johns Hopkins, el país es el octavo del mundo en ese índice, por encima de al menos doce naciones más.
Las palabras de Trump chocan con la realidad que se vive en California, especialmente Los Ángeles, y Florida, con Miami-Dade como epicentro, entre otros estados calificados como "zonas rojas" en informes de su propia Administración.