Las investigaciones sugieren que la variante sudafricana del coronavirus se propaga alrededor de un 50% más rápido y los anticuerpos naturales resultan menos efectivos ante ella, pero no causa una enfermedad más severa.
"Existen limitaciones a lo que podemos ver en un laboratorio, así que tenemos que esperar los datos de los ensayos clínicos para comprender la gravedad de la resistencia de las nuevas variantes a las vacunas", subrayó la profesora Penny More, del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles (NICD, en inglés) en un encuentro entre expertos liderado por el ministro de salud sudafricano, Zweli Mkhize.
Aunque el virus "se está adaptando a nosotros", los científicos afirmaron que "esto no quiere decir que las vacunas no vayan a funcionar contra él", porque estas son complejas y pueden crear muchos tipos de inmunidad.
Los datos recogidos hasta ahora, además, muestran que la nueva variante sudafricana -llamada 501Y.V2- no va acompañada de una mayor mortalidad, aunque la mayor presión sobre el sistema sanitario sí que puede estar detrás de más fallecimientos.
"Es probable que las tasas de mortalidad más altas reflejen una presión creciente sobre el sistema de salud. Aunque haya más muertes en la segunda ola, no hay diferencia entre las tasas de mortalidad de la primera y la segunda ola", dijo en este sentido el doctor Waasila Jassat, también del NICD.
Los científicos señalaron, asimismo, la importancia de estudiar genéticamente el virus, lo que les permitió "identificar esta variante tan pronto", apuntó el profesor Tulio de Oliveira, director de la plataforma científica de la Universidad de KwaZulu-Natal que coordina el análisis genético del virus a nivel nacional.
LA PANDEMIA EN SUDÁFRICA
La cuestión de la inmunidad frente a segundas infecciones requiere de más investigación y datos para ser respondida, según apuntaron los investigadores, si bien los estudios "están mostrando que las anticuerpos naturales producidos a partir de una primera infección no son tan efectivos".
Sudáfrica había mantenido las infecciones bajo control desde agosto, después de unos duros meses en los que fue no sólo el gran epicentro del Covid-19 en África, sino también la quinta nación del mundo más golpeada por la pandemia.
En los últimos meses, sin embargo, las cifras de nuevos casos diarios fueron creciendo con rapidez, especialmente en las cuatro provincias citadas.
África superó hace poco más de una semana la barrera de los 3 millones de contagios de Covid-19 y, según los últimos datos de la Universidad John Hopkins, suma 3.262.232 casos confirmados y más de 78.650 defunciones; con Sudáfrica como epicentro de la pandemia con el 40% de contagios y 36.851 muertes.