Un estudio elaborado por la Universidad de California, encabezado por Beatrice Golomb, reveló que al igual que existe una "dieta de la felicidad" integrada por alimentos que dan más energía y mejoran el estado de ánimo, hay otra que propicia comportamientos opuestos, como la ira y la depresión.
Según apunta la investigación, las grasas trans, que se obtienen a partir de la hidrogenación parcial de los aceites vegetales –un procedimiento para alargar la vida útil y dar más consistencia a las grasas de alimentos procesados– no sólo son nefastas para el corazón, sino también para el cerebro.
Golomb explicó que "la mayor cantidad de grasas trans se relaciona de forma significativa con mayores niveles de agresión".
"Si probamos que la relación entre grasas trans y comportamientos agresivos es causal, esta investigación añadiría más peso a las recomendaciones para evitar grasas trans y excluirlas en menús de escuelas o prisiones, ya que los efectos podrían extenderse más allá de la persona que las consume y afectar a otros", indicó Golomb a El País.
Los ácidos grasos trans –que suelen estar presentes en la comida rápida y pastelería industrial– interfieren con la metabolización del omega 3, el ácido graso esencial poliinsaturado que se encuentra de forma natural en pescados azules y en otros alimentos como las nueces.
Su deficiencia, según prueban algunos estudios, podría explicar comportamientos depresivos.