El mal genio puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular, según expertos.
Investigadores en Estados Unidos estudiaron la literatura médica y descubrieron que con frecuencia la ira precede un ataque, por lo que puede servir de detonante.
También identificaron las dos horas siguientes de una explosión de rabia como un período de máximo peligro.
No obstante, aseguran que es necesario realizar más trabajos para entender la relación y determinar si las estrategias para bajar el estrés pueden evitar este tipo de complicaciones.
De acuerdo con el estudio publicado en el European Heart Journal, las personas que ya tienen factores de riesgo, como antecedentes de enfermedades cardíacas, son particularmente susceptibles.
En los 120 minutos siguientes al golpe de ira, el riesgo de sufrir un infarto aumenta casi cinco veces y el de un ACV más de tres, según los datos de nueve estudios que involucró a miles de personas.
Los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard dijeron que, a un nivel poblacional, una explosión aislada de rabia representa un peligro relativamente bajo.
Según sus cálculos, si se trata de un episodio de rabia al mes, una de cada 10.000 personas con poco riesgo cardiovascular tendría un infarto o ACV al año. Una estadística que aumenta si se trata de gente con alto riesgo cardiovascular, pues sería cuatro por cada 10.000 individuos.
Acumulación
El problema está en que el riesgo es acumulativo, lo que significa que las personas propensas a perder el temperamento tienen corren más peligro de sufrir un ataque tras una rabieta.
Cinco episodios de rabia al día puede resultar en unos 158 ataques al corazón extra por cada 10.000 personas de bajo riesgo bajo al año. Una cifra que aumenta a 657 si se trata de personas propensas a tener problemas cardiovasculares.
Según la doctora Elizabeth Mostofsky y sus colegas, no está claro la razón por la cual la rabia puede ser peligrosa, pues estos resultados no indican necesariamente que la ira cause problemas circulatorios y del corazón.
Los expertos saben que el estrés crónico puede contribuir a una enfermedad cardíaca, en parte porque puede aumentar la presión arterial y en parte porque las personas pueden hacerle frente al estrés de formas poco saludables, dos ejemplos de ello puede ser fumar y tomar mucho alcohol.
Doireann Maddock, enfermera de cardiología de la fundación British Heart dijo al respecto que "no está claro qué cause este efecto. Puede estar ligado a los cambios fisiológicos que la rabia causa a nuestros cuerpos, pero se necesitan más estudios que exploren la biología detrás de esto".
"La manera en que uno le hace frente a la rabia y al estrés también es importante. Aprender a relajarse puede ayudar a salir de situaciones de mucha presión. Muchas personas consideran que la actividad física puede ayudar a relajarse tras un día estresado".
Maddock recomendó acudir al médico si la persona considera que está bajo mucha presión o experimenta explosiones de ira frecuente.