Así lo expresó el director de "Papelucho y el Marciano", Alejandro Rojas.
También confesó que "es muy importante" que el Estado invierta en fondos concursables.
La industria de la animación digital ha cambiado, ya lejos están las películas dibujadas y se cambiaron por largometrajes digitales que no están encasillados solamente para los niños, a lo cual el país no está ajeno a estos procesos, destacándose una evolución importante que va en la producción y en los propios creadores.
En Linkeados, el director de la Escuela de Animación Digital de la Universidad Mayor, Alejandro Rojas, identificó un auge dentro del mercado de la animación digital en Chile, explicando que "nosotros tenemos talento suficiente, lo que nos falta entender es que somos un país chico y que el mercado nuestro es el mundo entero".
El también director de largometrajes animados como "Ogú y Mampato en Rapa Nui" (2002) y "Papelucho y el Marciano" (2007) señaló que esto se debe a que el costo es tan alto en materia de producción que los interesados no se atreven a invertir por lo mismo. De igual forma indicó que "esto tiene que ver igual con la capacitación de jóvenes".
Sin embargo, Rojas sostuvo que "Argentina nos lleva la ventaja", por su tradición en la industria y que hay más población en el país, pero "han sido erráticos en algunas de sus producciones".
No obstante, a nivel de producciones nacionales, señaló que "es muy importante" que el Estado invierta con fondos concursables, "las cuales se han hecho fuertemente en 10 años", ya que "se han hecho entre 40 y 50 series de autorías chilenas", donde el contenido propio "está en proceso de aprendizaje".
