Los "periodistas del futuro", sin cabeza para pensar o manos para escribir, ya han llegado a las redacciones en forma de robots redactores que transforman los datos en textos y que se pueden encontrar ya integrados en diarios como el francés Le Monde.
"Estos robots redactores permiten publicar de manera rápida un gran volumen de textos y así consigues aumentar la audiencia de tu sitio en Internet y posicionar mejor tu web en los buscadores", explica a Efe Helena Blancafort, una de las fundadoras de Syllabs, la empresa francesa que ofrece este tipo de servicios.
Los robots son en realidad programas informáticos a los que un humano alimenta de datos para que ellos generen automáticamente la información.
Una técnica que se puede usar en informaciones que no necesitan mucho análisis y se nutren principalmente de datos, como los resultados de unas elecciones o los deportivos.
"Lo que hizo Le Monde al contratar nuestros servicios es añadir contenidos nuevos, pero ellos igualmente tienen a sus periodistas que hacen el análisis de los resultados", argumenta Blancafort.
La cofundadora de la empresa explica que este tipo de programas son útiles porque "antes un periódico no tenía que producir tanto contenido pero ahora, en las páginas web, si quieres existir y tener visibilidad, tienes que producir constantemente contenidos nuevos".
"El problema es que si tú no tienes texto, para Google vales menos. De ahí el interés en crear el texto", añade.
Actualmente trabajan con medios franceses como Le Monde, L'Expres, Radio France, Les Echos o Le Parisien.
Ayudan y no roban el trabajo
Cuando sacaron su primer robot redactor en 2011 "era un tema completamente tabú porque pensaban que los robots quitarían el trabajo a los periodistas", recuerda.
"Estos programas no roban el trabajo de nadie porque, al final, un robot es un programa bastante simple que sólo hace contenidos a partir de datos", argumenta.
Al contrario de lo que se pueda pensar, el trabajo final de los robots no los supervisa un periodista, sino que la revisión se realiza antes, durante el proceso de programación.
Con todo, Blancafort no quiso revelar el coste de este servicio, en comparación con lo que cobra un redactor "humano", alegando que cada proyecto está ajustado a las necesidades de cada medio.