Los chilenos consideran que hablar de la muerte es algo bueno y necesario, sin embargo pocos lo hacen. Esa fue la principal revelación que mostró la sexta versión del Estudio de la Muerte de Parque del Recuerdo, que se realiza por tercera vez en alianza con el Instituto de Sociología de la Universidad Católica.
El estudio se realizó entre el 14 y el 22 de octubre de este año y encuestó de manera telefónica a 1010 hombres y mujeres, mayores de 18 años, que residen en los grandes centros urbanos de Chile. Los datos fueron ponderados por peso comunal, sexo, edad y nivel socioeconómico.
En este contexto, el estudio revela que la muerte se vive como proceso más interno, resultado que se condice con los estudios realizados en años anteriores.
Así, mientras la tendencia de pensar en la muerte va en alza (pasó de un 21 por ciento en 2010 a un 29 por ciento en 2015), el hábito de conversar sobre la muerte se quedó estancado (pasando solo de 19 en 2010, a un 21 por ciento en 2015).
Redes sociales
Según el estudio, siete de cada 10 entrevistados que utilizan redes sociales, preferiría que se cerraran sus cuentas al momento de fallecer.
Por su parte, un 25 por ciento, en tanto, consideraría mejor dejar un "heredero" a cargo.
En cuánto a la consulta ¿Le parece que las redes sociales digitales (Facebook, Twitter, Instagram) son un medio apropiado para...? Un 63 por ciento de los encuestados cree que es apropiado mantener el contacto con los familiares y/o amigos del fallecido, siendo la opción más aceptada. "Visitar" el muro del fallecido, alcanza menos de un tercio de las preferencias.
Menos importancia a los ritos tradicionales
Durante los seis años de este estudio, se ha observado una tendencia de secularización de la muerte: cada vez se asocia menos el rito funerario a algo religioso y se ve que las nuevas generaciones le dan menos importancia a los ritos tradicionales del duelo queriendo personalizarlos o adaptarlos.
Por su parte, Bernardo Mackenna, profesor del Instituto de sociología de la Universidad Católica, afirma que "llama especialmente la atención la brecha generacional y educacional, pues los jóvenes y la población más educada muestra mayor flexibilidad con los valores tradicionales en estas materias, mientras sus contrapartes exhiben un mayor apego a las costumbres y creencias de antaño. Estos nuevos valores se caracterizan por preferir la personalización y la individualización de los ritos, por sobre el apego estricto a pautas tradicionales".
En ese contexto, la encuesta reveló que la visión de la muerte es generacional. Los hijos piensan diferente a los padres y abuelos. Las nuevas generaciones le temen más a la muerte, son más preocupados de llevar flores o adornos a los cementerios y son los más propensos a organizar eventos familiares en torno a las fechas conmemorativas de un ser querido fallecido.
Sergio Cortés explicó que "este dato resulta interesante, ya que a pesar de que las percepciones acerca de la muerte son distintas respecto a las diferentes generaciones, todas siguen prefiriendo, de manera transversal, los cementerios como lugar de recuerdo en torno al ser querido que ya partió".
Otras conclusiones
• La tendencia mayoritaria de ser sepultado se mantiene, aunque sigue habiendo una parte importante de la población que prefiere que lo incineren (32 por ciento). Quienes prefieren esta última opción se encuentran en mayor proporción en los niveles socioeconómicos altos y entre las personas que se declaran sin religión.
• Desde 2012 las personas tienen cada vez más miedo de la muerte propia que del resto de la gente, aun cuando la muerte de un hijo o de la pareja, continúan siendo las que causan más inquietud o temor.
• El 40 por ciento de las personas asiste al cementerio en la fecha del cumpleaños de su ser querido que partió, y adquiere mucha más relevancia que fechas como el Día de la Madre o el Día del Padre, incluso más que el mismo 1 de noviembre.
• El 75 por ciento de los chilenos cree necesario hablarles a los niños de la muerte, pero la mitad lo hace rara o muy pocas veces. Quienes más lo hacen son las mujeres de mediana edad de nivel socioeconómico alto. Ese mismo porcentaje cree que es apropiado llevar a los niños al cementerio. Los jóvenes son los más abiertos a llevar a los niños al cementerio.