China: Tecnología de calidad para todos

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Atrás quedaron los tiempos en que China era percibida como un país que sólo ofrecía productos baratos y de baja calidad.

China: Tecnología de calidad para todos
Efecto China
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Por: Renzo Burotto

No hace falta ser sinólogo o especialista en China para observar que en Chile han irrumpido con fuerza las marcas chinas en productos tecnológicos de consumo masivo. Tempranamente, hace más de 10 años, su expresión más notable se observaba en el ingreso de automóviles de marca china, que sin duda dieron que hablar y llamaron la atención de aquellos entusiastas que se vieron interesados en conocer por primera vez la tecnología automotriz de China. Sin embargo, una década después, estoy convencido que nadie, incluyéndome, hubiese pensado que la industria automotriz china llegaría al asombroso nivel de desarrollo que estrena actualmente, tanto cuantitativa como cualitativamente. En 2023, 111.108 automóviles fueron importados desde China a Chile, representando un 35,4% del total de ventas anuales (India, el segundo lugar, representó el 10,4%). Si bien esto incluye modelos como Chevrolet y Ford ensamblados en China, del total de 71 marcas en el mercado chileno ese año, 28 eran propiamente chinas, representando casi el 40%, según las cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile.

El mejor ejercicio de comprobación de este fenómeno en Chile simplemente requiere pararse en cualquier esquina transitada de la capital y contar la cantidad de vehículos particulares de marca china; esto sin incluir la ya inmensa flota de buses eléctricos y a combustión de origen chino del transporte público, con BYD y FOTON, siendo ya la más grande del mundo fuera de China. ¿Cómo pensar en 2010 que el parque automotriz de nuestro país evolucionaría tan dramáticamente, y principalmente gracias al impulso de China? Sin duda una muestra del acierto de mantener una relación sólida y estable de amistad bilateral, y por cierto del Acuerdo de Libre Comercio promulgado en 2006.

Mundialmente, China lidera incuestionablemente en la producción de automóviles eléctricos, los que paulatinamente comenzaremos a observar por las calles chilenas. Pero China no se queda ahí simplemente. La innovación china ha desarrollado un espectacular ecosistema en la oferta de productos tecnológicos de marcas propias, particularmente en el rubro de la telefonía móvil. Para muchos, el automóvil sigue siendo un costo significativo para los presupuestos familiares chilenos, pese al enorme tamaño del mercado automotriz nacional. Sin embargo, la telefonía móvil china ofrece una oportunidad mucho más accesible a las innovaciones que produce el país asiático. Anteriormente, los chilenos estábamos acostumbrados a observar la típica frase "Made in China" estampada en prácticamente la totalidad de nuestros productos de consumo masivo: televisores, refrigeradores, planchas, microondas, utensilios. Actualmente, las marcas chinas de tecnología han buscado ingresar con atractivas y competitivas campañas de marketing, considerando el potencial del mercado de consumidores chilenos.

Así como los automóviles, los teléfonos celulares son otro producto masiva y profundamente insertado en la cotidianidad de los chilenos, por lo que las marcas chinas han encontrado en Chile un consumidor natural y receptivo para sus productos. Y no hablamos solo de dispositivos de precios accesibles: Xiaomi acaba de lanzar su modelo 14 Ultra, en colaboración con la alemana Leica, cuyo precio y tecnología promete competir codo a codo con el iPhone 15 Pro, ofreciendo las más altas prestaciones que se hayan implementado jamás en un modelo diseñado por una empresa china. Desafortunadamente, a mi juicio, ha despegado de manera tímida en Chile la integración de ecosistemas mediante la Internet de las Cosas (Internet of Things), lo que China sin duda lleva desarrollando por varios años, lo cual demuestra las impresionantes posibilidades de interconexión entre una amplísima variedad de productos que aún no podemos ni soñar en Chile. Como muestra, Xiaomi desarrolla desde freidoras de aire, pasando por celulares y dispositivos inteligentes de sala de clases (Smart classrooms), hasta, recientemente, vehículos eléctricos de conducción autónoma.

Atrás quedaron los tiempos en que China era percibida como un país que sólo ofrecía productos baratos y de baja calidad. China no solo ha sido un actor irremplazable en las cadenas globales de valor para las principales marcas de Europa, Estados Unidos, y los Cuatro Tigres Asiáticos; también busca ahora consolidarse activamente como un líder en investigación y desarrollo (I+D) con sus marcas propias. Este significativo avance cualitativo promete, a mi juicio, reconfigurar positivamente las percepciones que la ciudadanía chilena pueda tener sobre China, acercándola por medio de su tecnología a la cultura china y al interés por averiguar más sobre este país asiático que aún tiene mucho por ofrecer y que, como nosotros, busca liderar en la creación de soluciones conjuntas para los desafíos del desarrollo sostenible.

Renzo Burotto
Tesista de Magíster en Estudios Internacionales,
Núcleo Milenio Impactos de China en Latinoamérica y el Caribe (ICLAC)
Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile

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