El ex presidente polaco cree que el pasado del escritor por las temidas tropas de asalto nazi no hace merecedor a la ciudadanía de honor de Gdansk, conferida en 1993.
El ex presidente polaco y Premio Nobel de la Paz Lech Walesa instó al escritor alemán Günter Grass a que renuncie al título de Ciudadano de Honor de Gdansk, por haber servido en las Waffen-SS nazis.
"De haber sabido que estuvo en las SS nunca habría recibido esa distinción", apunta Walesa, en declaraciones que publica mañana el diario Bild, donde aconseja al escritor a que renuncie por propia iniciativa a ese título.
Grass, nacido cuando Gdansk se llamaba Danzig y pertenecía a Alemania, en 1927, recibió en 1993 esa distinción, que asimismo tiene Walesa como líder y fundador del sindicato anticomunista Solidaridad en los astilleros de esa ciudad.
El escritor confesó en una entrevista publicada el sábado en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung haber servido, durante unos pocos meses y a los 17 años, en ese cuerpo, brazo de combate de las SS.
La declaración ha causado gran revuelo, ya que hasta ahora en las biografías del escritor y Premio Nobel de Literatura constaba que fue auxiliar de artillería del Ejército alemán.
Esta confesión, más de 60 años después, ha dividido opiniones en Alemania, y mientras algunos escritores han expresado su respeto por su decisión, como Martin Walser, otros han recordado que Grass ha sido una especie de "instancia moral" del país.
El crítico literario Hellmuth Karasek, uno de los expertos más populares del país, ha dicho incluso que Grass tal vez no hubiese ganado el Nobel de Literatura en 1999, de haberse sabido que estuvo en las Waffen-SS.
Grass habla de ese capítulo de su vida, que al parecer hasta ahora solo sabía su mujer, Ute, en su autobiografía -"Beim Haeuten der Zwiebel", "Pelando la cebolla"- que se publicará en unas semanas.
En su entrevista con el citado diario, Grass dice que todo este tiempo ha cargado con esta "mancha" y que ahora decidió a contarla.
Las Waffen-SS fue una fuerza paramilitar, bajo las órdenes de Heinrich Himmler, que tuvo 7.000 miembros en su creación, en 1938, y llegó a alcanzar los 900.000, al fin de la Segunda Guerra Mundial.
Teóricamente, un soldado de ese cuerpo debía estar fuertemente imbuido de la ideología nazi, aunque con el tiempo y ante la necesidad de efectivos se relajó esa norma y se reclutó a no voluntarios, como sería el caso del escritor, que ingresó en 1944.
Entre sus cometidos estaba la vigilancia de los campos de exterminio y participó activamente en el Holocausto. (EFE)
