Columna de Aldo Schiappacasse: El "wasap" de Colo Colo
Revisa la opinión del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa luego de la polémica generada en Viña.
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"Vamos a ver si pican", le dice Guede, tapándose la boca -porque sabe que lo están grabando- a su ayudante Gustavo Grondona, que está a sus espaldas y que tiene que soportar no sólo los nervios de su jefe, sino los gritos de Mosa (con un extraño gorro), que está en el palco vecino y a Esteban Paredes, que parece que tiene hambre.
Grondona escribe en su wasap si le pueden conseguir algo de comer al Tanque, cualquier cosa, lo que haya. Es un grupo que se llama "los perseguidos", donde figura mucha gente. Dirigentes, jugadores y técnicos, menos Leónidas Vial, Jaime Pizarro y Ormeño, por bocón. Lo lee un flaco con barba, que tiene una libreta donde anota pedidos y que se llama Matías Cerda. Trabaja en el grupo audiovisual, pero en Sausalito no pudo grabar porque estaban todas las cabinas ocupadas por los suspendidos, los dirigentes y los jugadores que no son convocados, como Ramón Fernández o Canchita, que fueron igual.
Lo lee Cerda y baja dos peldaños, se acerca a la reja y le dice a René Díaz, el preparador de arqueros, que el Tanque está cabreado y hambreado. Que le consiga lo que haya. Rivero acaba de hacer el 3- 2 y el griterío es fuerte en la tribuna. El preparador de arqueros, que alguna vez fue desplazado del banco para que entrara el Cucho (Salvatierra, en otro capítulo inolvidable de la lucha alba contra las denuncias ante el Tribunal), corre alterado hasta el kinesiólogo Wilson Ferrada y le dice que en la cabina de arriba están haciendo una faramalla, porque cachan que los están grabando.
Ferrada no entiende un carajo porque Gonzalo Fierro, que está en la banca, grita a todo pulmón que quedan dos minutos. Es lo único que puede hacer porque sabe que por más que se lesione el carrilero por la derecha no lo van a poner, por lo que no entiende para que lo citan lo llevan al banco y lo hacen calentar. Pero igual grita, porque están ganando y quedan punteros y la primera opción para ganar el título es del Cacique.
El kinesiólogo camina a paso lento, en medio del tumulto y del nerviosismo y le dice a Salvatierra que "Guede manda a meter a Araya". Salvatierra lo mira con desprecio, mueve las manos y le replica: "¿Meter a Araya? Pero si ya lo metí, poh", mientras el juvenil corre al centro de la cancha, se para al lado del lesionado Pato Rubio (quien recibió una falta descalificadora de Zaldivia, que lo dejó lesionado) y se apronta a jugar los dos minutos reglamentarios que restan.
Arriba, en la cabina, Guede se ríe por joder, Grondona le contesta a los gritos a un hincha con camiseta oro y cielo, Mosa lanza el gorro al aire y Paredes se come -de puros nervios- unas galletas que sobraron del cóctel del entretiempo. Alguien del Everton ve la grabación y sugiere que hagan un reclamo, porque es segunda vez que pierden la opción del título contra Colo Colo, en casa y en el último minuto. Además son todos unos pesados, altaneros y provocadores, jefe, le dice, y lo convence. Capaz que pierdan los puntos.
Y así un partido entretenido, que se definió a última hora, se transforma en otro calvario para Ezequiel Segall, el presidente del Tribunal, hincha del Everton, que ve venir la ola, grande y turbulenta, y no sabe si agacharse o ponerse a llorar.