La columna de Manfred Schwager: Buscando riquezas
El periodista de Al Aire Libre entregó su visión sobre la actualidad de la NBA y sus variantes económicas.
El periodista de Al Aire Libre entregó su visión sobre la actualidad de la NBA y sus variantes económicas.
La presencia de Kevin Durant en un podcast que publica el escolta de Portland C. J. McCollum reavivó una discusión en la que se ha visto envuelto Golden State desde que el alero llegó a Oakland: cómo la franquicia más ganadora del último lustro sigue acumulando talento y supuestamente limitando la competitividad en toda la liga.
Que Durant haya decidido "tomar la vía fácil" para asegurarse de ganar campeonatos se ha convertido en el principal argumento de quienes critican al jugador y también el armado de los Warriors, que para la nueva temporada sumaron a DeMarcus Cousins, el quinto All-Star que tiene hoy la franquicia.
Porque en la concepción tradicional en la NBA los planteles se crean a largo plazo, trabajando inteligentemente en el Draft y fichando agentes libres sólo para cubrir una necesidad específica y a un precio razonable. En distintas épocas los equipos más exitosos se conformaron siguiendo ese modelo.
Incluso, la propia liga se ha preocupado de evitar que los campeones sean fruto exclusivo de la inversión, imponiendo restricciones a los salarios que pueden ofrecer. Fue por esa razón que James Harden debió salir de Oklahoma con rumbo a Houston. La misma que obligó a los Rockets a desprenderse de dos jugadores clave este verano. La que genera incertidumbre en los Warriors para mediados de 2019.
Sin embargo, el empoderamiento de los jugadores ha ayudado a cambiar ese paradigma. La acción coordinada de LeBron James y Chris Bosh para unirse a Dwyane Wade en Miami fue la primera evidencia del poder que ahora los basquetbolistas ejercen sobre sus carreras: ya no sólo pueden exigir un traspaso -como Kyrie Irving o Kawhi Leonard-, sino que también negociar condiciones y destinos que les sean más favorables.
Hay equipos que han sabido aprovechar las circunstancias. Como Golden State, que desarrolló el talento escogido en el Draft y que tuvo margen salarial para sumar a un Durant que les ha hecho descuento todos estos años. Como Boston, que ha sacado lo mejor de diversos traspasos hasta hacerse con mucho talento joven y apoyarlo con las contrataciones indicadas. Como Philadelphia, que se echó a la liga encima con las constantes derrotas durante "The Process" y que ahora asoma como el candidato del futuro.
No es culpa de ellos que Brooklyn regalara tantas selecciones del Draft en la última década. Que los Knicks pagaran en exceso por contratos largos con jugadores que no han estado a la altura. Que Sacramento sea capaz de tomar tantas malas decisiones año a año.
Hay quienes se quejan que la "distribución de la riqueza" ha sido injusta en la NBA en los últimos años. Un argumento que parece poco apropiado como explicación, en tanto hay franquicias que han sido inteligentes en el manejo de sus oportunidades en los buenos y en los malos momentos. Que el nivel de la competencia no sea balanceado no es responsabilidad de los jugadores, sino de los ejecutivos que fallan –algunos con demasiada insistencia– a la hora de tomar decisiones.