La columna de Pelotazo: La mochila de Zacaría
El delantero de Universidad de Chile se fracturó y estará medio año fuera de las canchas.
El delantero de Universidad de Chile se fracturó y estará medio año fuera de las canchas.
El fútbol como todo deporte tiene sus riesgos. Uno de ellos son las lesiones, sobre todo las que te obligan a dejar la actividad por meses.
Al ver la falta de Fernando Lazcano a Jonathan Zacaría dan ganas de no haberla visto. Pese a que el jugador de Temuco ofreció disculpas en una carta, su forma de marcar al delantero de Universidad de Chile fue fuera de lugar.
Fractura de tibia y peroné en su pierna derecha y seis meses fuera de las canchas es el desafío para el argentino.
Obviamente los saludos y buenos deseos de colegas e hinchas no se hicieron esperar en redes sociales. En esos momentos donde uno se siente en un hoyo, se agradecen esos gestos.
En el mismo tránsito del domingo aparecía la pregunta: ¿por qué a él?. Esto en relación a que Zacaría ha sido una de las figuras del segundo semestre en la "U" con cuatro goles anotados en los últimos tres partidos.
Sin embargo, para mí la consulta tiene una respuesta clara. Esto le pasa porque el atacante tiene la fortaleza para resistir el embate.
Situaciones como ésta, pese a que ocurren en el fútbol, son ejemplos de vida. Todo lo que nos pasa son mochilas que podemos cargar. Hay jugadores que nunca se lesionan y no porque tengan suerte, sino porque serían incapaces de aceptarlo o vivirlo.
Si Zacaría lee esto va a creer que estoy loco (que en parte tendría razón) o me querrá mandar a buena parte, pero con el tiempo se le pasará. Esta ausencia le dará la chance de compartir más con la familia, de leer, de ver más fútbol. O sea, la vida te quita y te da. Es ver el lado positivo, que a veces cuesta, de las cosas.
A nadie le gusta dejar de hacer lo que le apasiona, está claro. Hay futbolistas que deben adelantar su retiro por lesiones. Hay otros que nunca son campeones. Hay otros que nunca hacen un gol. Hay otros que siempre reciben un gol. Hay otros que siempre son suplentes. Cada uno tiene su problema, más grande o más chico, pero lo tiene.
Cada vez que veo una lesión me acuerdo de Sebastián Rozental. Tras ser tercero del mundo sub 17 y convertir 80 goles en Universidad Católica partió a Escocia, la que probablemente sería una escala antes de llegar a una liga importante de Europa. No pasó eso, por culpa de una lesión.
Pese a que volvió a jugar, nunca volvió a ser el mismo. Se retiró a los 32 años en Israel y tras ello se ha desempeñado en las comunicaciones y en el mercado del fútbol.
Ejemplos como este hay muchos. Está en nosotros ser lúcidos para encontrar la luz en cada túnel que se aparece en el camino.
A tres semanas que se acabe el 2016 los invito a revisar el año que han vivido y notar que las "cosas malas" que les han pasado son oportunidades de vida, oportunidades de crecimiento personal. Recuerden que lo que no nos mata, nos hace más fuertes.