La columna de Pelotazo: No les interesa el fútbol
De nuevo un clásico con polémica por culpa de sujetos que se creen importantes.
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Por Jorge Gómez, @pelotazo. Foto: Photosport
Tengo pena. Tengo rabia. Estoy frustrado. Estoy decepcionado. Estoy podrido. Es que pasan los partidos, pasan los clásicos, pasan las fechas, pasan los torneos, pasan los años y seguimos insertos en el mismo problema.
Cada encuentro de alta convocatoria no puede partir a la hora porque hay un cobarde que se sube a la reja y quiere llamar la atención. Cobarde porque se tapa la cara, o sea sabe que no está haciendo lo correcto, pero no quiere que lo pillen. Una vez que los referentes del equipo en cuestión le piden al filósofo que se baje, podemos disfrutar del duelo.
Siempre y cuando ya hayan sacado las cintas de la cancha y los sujetos se hayan aburrido de tirar bengalas al campo de juego. Esto puede darse con el cotejo en desarrollo, como pasó el sábado en el Estadio Monumental.
Una bengala cayó cerca de Johnny Herrera, tal como una bomba de ruido cayó cerca de Justo Villar en San Carlos de Apoquindo en noviembre de 2014. Para peor, ese ataque de Universidad Católica terminó en gol. En esas andamos y hace rato.
El Estadio Nacional no pasa colado, no se preocupen. A diferencia de los otros dos recintos tiene pista atlética, por lo que hay más espacio con la cancha, y por ende, es más difícil que lleguen proyectiles al pasto. De todos modos alguien con fuerza y con buena puntería puede acertar en la cabeza de un jugador. Como pasó con Fernando Meneses en octubre de 2013 en un clásico universitario.
¿Y Santa Laura? Me remonto a febrero de 2012 cuando al portero de Iquique, Cristián Limenza, le cayeron bengalas a pocos metros de donde se encontraba y quedó aturdido. El juez Patricio Polic suspendió el encuentro, a diferencia de Julio Bascuñán el sábado. Detuvieron a los barristas que lanzaron los proyectiles, los formalizaron y ahí quedó todo. Capaz que el sábado estuvieron en Macul.
Las embarradas ocurren hace rato y el problema es que nadie se hace cargo. Nadie. No sirven las citaciones a la Intendencia como pasó ahora con Blanco y Negro. Acá se necesita un reglamento que se cumpla y medidas ejemplificadoras. Si lo de Limenza, Meneses o Villar hubieran tenido castigo, probablemente el intelectual que tiró bengalas después hubiera pensado más si hacerlo o no. Y si no lo hubiera pensado, sanción de inmediato.
Basta de una vez. Si no se pueden ingresar esos objetos a los recintos, por qué entran igual. ¿Quién es ciego? ¿Quién se hace el ciego (por no decir huevón)? ¿Quién está amenazado de muerte que no hace nada o no habla? ¿Los guardias?
Cuando fue la Batalla de Valparaíso en diciembre de 2015 dos barras se enfrentaron con palos y cuchillos. ¿Qué pasó? El partido se jugó sin público al mes siguiente. Tendría que haberse jugado el mismo día luego que sacaran al lumpen de la cancha, pero no lo consideraron necesario. Aunque quizás no pudieron o no quisieron. Como fuera, penoso.
Veamos el tema desde el prisma de los jugadores. Carlos Muñoz en abril de 2012 contó que recibió amenazas de un barrista cuando era jugador de Colo Colo. ¿Qué pasó? Lo dejaron solo sus compañeros. Varios de los que hoy son ídolos del club, se hicieron los desentendidos. Y ahí quedó todo, con el delantero casi quedando como mentiroso.
Ha pasado de todo y no hay cambios. ¿Esperarán que muera alguien para reaccionar? Alguien externo a las barras, porque entre las facciones se agarran a cuchillazos hace rato. Basta recordar al "Barti" con el "Huinca" en diciembre de 2000. El primero agredió al segundo y la Corte de Apelaciones de Santiago le dio cinco años de cárcel por homicidio reiterado frustrado. Sanción que se dio… DOS AÑOS DESPUÉS (noviembre de 2002). Con esa rapidez para aplicar la justicia, no hay de qué preocuparse.
En fin. Se multiplican los ejemplos, pero se restan los interesados en cambiar una realidad que mata a nuestro fútbol y aleja a las familias de los estadios. ¿A alguien le importa? ¿Sí? Que se note entonces.