La cima de Izoard, uno de los mitos del Tour de Francia, que por vez primera será meta de una etapa de la centenaria carrera, y una contrarreloj de 23 kilómetros en Marsella la víspera de la llegada a los Campos Elíseos, serán las estrellas de la edición de la ronda gala, cuyo recorrido fue presentado este martes.
Un Tour "para atacantes", en palabras del director de la carrera, Christian Prudhomme, que admitió que la edición de 2017 tendrá menos montaña (23 puertos, frente a los 28 de la pasada edición) pero que cuenta con terreno suficiente para sorprender, con una apuesta clara por la media altura.
Por vez primera desde hace un cuarto de siglo el Tour recorrerá los cinco macizos franceses: los Vosgos, con una llegada a La Planche des Belles Filles, el Jura, los Pirineos, el Macizo Central y, para terminar, los Alpes.
Con dos grandes citas en ese macizo, un ascenso al Galibier, antesala de un vertiginoso descenso hasta Serres Chevalier, y la meta en el Izoard y sus 2.360 metros sobre el nivel del mar, 14 kilómetros de subida al 7,3 por ciento de desnivel. La etapa reina, que coincidirá con el día nacional de Colombia, patria de Nairo Quintana, tercero de la pasada edición y segundo en 2013 y 2015.
La general que salga de esas dos etapas quedará a merced del último veredicto, el de la contrarreloj de Marsella, con salida y meta en el estadio Velódromo. Desde 2012 el Tour no había programado una cronometrada la víspera de la llegada a los Campos Elíseos.
Serán 23 kilómetros esencialmente planos, buena parte de ellos jalonando la costa mediterránea, pero con una incursión en el interior, el ascenso a la basílica de Notre Dame de la Garde, que domina la segunda ciudad de Francia, una subida de poco más de un kilómetro pero con porcentajes de hasta el 18 por ciento.
Será el último golpe de un Tour clásico, con 3.516 kilómetros que comenzarán el 1 de julio y, por cuarto año, en Alemania, en Düsseldorf, 30 después de que lo hiciera por ultima vez en Berlín.