Cada 21 y 22 de agosto debemos mirar hacia atrás para recordar lo que Nicolás Massú y Fernando González hicieron en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
En el primer día el "Bombardero de La Reina" debió bregar más de la cuenta para ganar el bronce en singles derrotando a Taylor Dent. Y sólo horas después debió acompañar al "Vampiro" en la final de dobles ante Nicolas Kiefer y Rainer Schuettler para colgarse el oro olímpico.
Al día siguiente el Nico tuvo otro partido eterno y épico ante Mardy Fish, para quedarse con el oro en singles. Dos días, tres medallas, donde las doradas fueron inéditas. En esas preseas quisiera detenerme, en aquellas que demoraron 108 años en llegar.
Tanto el triunfo en dobles, como la victoria de Massú en singles son ejemplos no sólo en el deporte, sino ejemplos de vida.
Cuando la situación es difícil de afrontar lo más fácil es bajar los brazos, no seguir luchando. Cuando el cansancio te abruma, lo más simple es dejar de intentar. Y estos partidos de tenis fueron todo lo contrario.
Nicolás y Fernando sacaron fuerzas de flaqueza para buscar y buscar, hasta que se dio. Incluso tuvieron que levantar match points en contra para seguir con chances de ganar. Tras el partido de dobles una postal para nosotros es la imagen de los chilenos con la medalla de oro colgada, pero otra es la imagen de los alemanes destrozados tras perder un partido que perfectamente pudieron haber ganado.
Los ahora ex tenistas siempre que son entrevistados muestran su amor por Chile y cuentan que ello los movió a seguir luchando. Eso también es una enseñanza para nosotros. ¿Cuáles son nuestras motivaciones? ¿Qué nos moviliza para vivir? A fin de cuentas son esas cosas las que son combustible para cada uno.
Si miramos la historia de muchos de nuestros futbolistas nos damos cuenta que la motivación de ellos es la familia, sus madres, poderles retribuir todo lo que les dieron cuando niños. De esa forma, ya siendo exitosos, las pueden ayudar para que vivan mejor.
Pasaron cinco años, para que en las Fiestas Patrias del 2009, Massú nos compartiera una frase inolvidable. Tras cinco horas y catorce minutos de tenis, el chileno derrotó al austriaco Stefan Koubek por el quinto punto del repechaje de Copa Davis.
Eran las 2:15 de la madrugada del 21 de septiembre y el viñamarino confesó: "No nos tenían mucha fe, dijeron que era muy difícil que ganáramos y yo creo que en la vida nada es imposible hueón, ni una hueá".
Lo que en ese momento generó mucha risa, era una tremenda consigna. Era un llamado a nunca rendirse, porque se puede. Y lo dijo un doble medallista de oro olímpico.
Con esa mentalidad iniciemos la semana. Con la convicción de que podemos alcanzar nuestros objetivos. Sólo debemos ser lúcidos para encontrar los caminos correctos, como los encontraron González y Massú.