La columna de Rodrigo Goldberg: Rueda y la edad
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Por Rodrigo Goldberg, @polaco_goldberg
Apenas salió la nómina de la selección chilena las voces se levantaron para criticar tanto nominaciones como ausencias.
La presencia de Diego Rubio, por ejemplo en lugar de Nicolás Castillo, o del mismo Fabián Orellana que transitó en la irregularidad de las nominaciones vuelve en gloria majestad, con más edad y experiencia, siendo uno de los espejos naturales para los que llegan por primera vez.
Sin embargo, hay un tema recurrente y sabroso de análisis, y tiene que ver con la edad. Hace sólo unos días, y a propósito de la clasificación de Colo Colo en Copa Libertadores, Valdivia pasó factura a quienes los trataron de un equipo "de viejos". Y tiene razón.
Porque cuando un joven tiene un par de malos partidos se le achaca que no tiene experiencia y que tiene mucho que aprender. Sin embargo cuando esto le pasa a uno de 35 años la edad es la primera razón que explica ese bajo rendimiento, como si ya por eso no tiene la chance de volver a levantar su nivel.
El oficio no se compra en la esquina.
EL fútbol, especialmente de selección, es de alto rendimiento, por tanto da poco tiempo de aprendizaje. Te puedes bajar del carro tan rápido como te subiste. Esta dinámica es la que está buscando Reinaldo Rueda, la de analizar no sólo aspectos tácticos y técnicos, si no los emocionales.
El futbolista entra a la cancha con una cuota normal de nerviosismo sin importar la cantidad de partidos en el cuerpo. Entra con la misión de hacer un buen papel y a veces el temor lo engaña y lo transforma en un "no perder". Cuando se traslada a la selección se multiplica por mil. Especialmente a esta nueva generación de nominados que tiene sobre su espalda la responsabilidad de regenerar al grupo más exitoso de la historia de nuestro fútbol.
Muchas veces, en esa dinámica, hay jugadores que aumentan su nivel de manera exponencial, mientras otros no pueden sostener esa presión. Aquí está la gran tarea del DT colombiano. Detectar quien o quienes son los capacitados para, en el largo plazo, liderar un recambio que puede llegar a ser traumático. El próximo año Chile defiende el título de Copa América y habrá cambios sustantivos. El apoyo del público estará casi a la misma altura de la exigencia que no es otra cosa que revalidar el título.
Rueda sabe lo que pesa Vidal, Alexis o Bravo. Eso no es tema. Porque el colombiano no apunta a Brasil 2019, lo hace más allá aún. Mira a Qatar 2022.
En ese escenario, y volviendo a la idea original, la edad si se transforma en un tema. Es necesario y urgente que esta nueva generación aprenda rápido de los más experimentados, pero que también se moldee. El carácter y el oficio llegan cuando has pasado una y mil crisis (habituales en nuestro cíclico medio), llegan con triunfos y con caídas estrepitosas, llegan con halagos y con críticas.
Reinaldo Rueda, en definitiva, apunta la cabeza, no a los pies.