La decepción se apoderó del Monumental

Por Héctor Parraguirre J.

Veinte minutos de ilusión por un juego punzante y vistoso de Colo Colo se convirtieron en una frustrante realidad, después de los tres goles mexicanos que estructuraron la victoria de 3-1 conseguida por Chivas en el arranque de la Copa Libertadores.

Antes del partido, los rostros eran optimistas. Había confianza, los "ceacheis" inundaban el Monumental y las 35.000 personas que llegaron al reducto de Macul aguardaban una victoria, salvo un puñado de seguidores aztecas presentes en un sector de la tribuna Rapa Nui.

Los primeros 20 minutos aumentaron las sonrisas. Colo Colo atacaba por aquí y por allá. Parecía cuestión de tiempo para que llegasen los abrazos y los hinchas comentaban el impulso que le habia dado Claudio Borghi al equipo.

Humberto Suazo era la pesadilla de Chivas y se adueñaba de los aplausos y el cariño de la hinchada alba.

Pero los tantos no llegaban y poco a poco la preocupación cundió en los aficionados del cuadro popular. Más aún con las conquistas de Omar Bravo y Ramón Morales que dejaron a Chivas con un 2-0 antes del descanso.

La gente se tomaba la cabeza y los rostros se volvían desencajados. ¿Dónde había quedado el Colo Colo de esos primeros 20 minutos?

Ese pareció renacer con el gol de Matias Fernandez. Las manos al cielo y las gargantas alentando más fuerte que nunca. Pero en tres minutos todo se vino abajo de nuevo, pues Omar Bravo otra vez silenció el Monumental.

Pasó el tiempo y ya no hubo más que comenzar a abandonar el estadio con la amargura en el pecho, con la ilusión en el tacho de la basura, conscientes de que en México habra que anotar tres goles sin que le conviertan ninguno.

Y ya nadie se acordó de los 20 primeros minutos.