El reloj del Hamburgo está a punto de detenerse
Revisa este artículo de Aldo Rómulo Schiappacasse.
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El único equipo alemán que jamás ha jugado en la segunda división es el Hamburgo. El Bayer Munich subió en 1965 y desde entonces no ha bajado, por lo que los hamburgueses lucen con orgullo su condición. Para celebrarlo, pusieron un gigantesco reloj en su estadio que marca los años, los meses, las semanas, los días y los minutos que han permanecido en Primera.
Pero el reloj peligra, y el riesgo de la humillación también. Desde hace ya varias temporadas que su escuadra transita en la cornisa del descenso (alguna vez los salvó el chileno Marcelo Díaz con un tiro libre) pero parece que este año sin más remedio romperán su racha.
Los años dorados de un equipo que ha disputado 53 temporadas en la Bundesliga y fue capaz de levantar títulos internacionales como la Recopa de 1977 y la Copa de Europa de 1983 han pasado a mejor vida. La triste realidad del histórico pasa por la supervivencia, temporada tras temporada, a la amenaza del descenso.
Beckenbauer, Magath, Seeler, Keegan... Grandes leyendas de un equipo que antaño fue temido en Europa y que atraviesa un momento tétrico. El tercer equipo con más puntos (2.719) y cuarto con más victorias (742 en 1.855 partidos) en la Bundesliga sufre tras una década negra en la gestión deportiva y económica.
El reloj es todo un símbolo (incluso lo copió Boca Juniors en Argentina), y es por eso que los hinchas más radicales les han lanzado terroríficos mensajes al equipo. “Antes que el reloj se detenga les daremos caza por la ciudad”, decía un lienzo en el estadio. Once cruces plantadas en el campo de entrenamiento provocaron una investigación y sanciones en el club.
El Hamburgo marcha penúltimo, a ocho puntos de la salvación, cumplida la fecha 27 de la Bundesliga. Y el reloj más famoso del fútbol está a punto de detenerse.