Tripulante que sobrevivió al accidente de Chapecoense publicó un libro dedicado a las víctimas
Ximena Suárez, desde su perspectiva, relata cada detalle del accidente que acabó con la vida de 71 personas.
Ximena Suárez, desde su perspectiva, relata cada detalle del accidente que acabó con la vida de 71 personas.
"Tripulante de cabina, ese es mi oficio y nadie cortará mis alas. Volveré a volar. Esa soy yo", afirmó la boliviana Ximena Suárez en un libro dedicado a las víctimas y sobrevivientes del accidente del avión que trasladaba al equipo brasileño Chapecoense el 28 de noviembre de 2016.
Suárez, la única mujer que sobrevivió a la tragedia, presentó esta semana su libro, "Volver a los cielos", en su natal Santa Cruz.
Y es que Suárez asegura que tuvo la ilusión de "vivir en el cielo" desde la primera vez que se subió a un avión cuando era niña. "Es como si hubiese entrado a un lugar mágico y me hubiese quedado en ese lugar hipnotizada para siempre", sostuvo.
La joven llegó a la aerolínea LaMia a través de dos amigos, uno de ellos David Vacaflores, fallecido en el accidente.
En sus relatos, Suárez reconoció que hubo épocas en las que el pago de sueldos se retrasaba por "varias semanas y hasta meses", pero que permaneció en la aerolínea porque se sentía "en familia".
La noche del accidente, la tripulante de 29 años cuenta que cuando los pasajeros empezaron a abordar el avión, sintió un dolor en el pie derecho tan intenso que pidió ser reemplazada, pero no lograron encontrar un sustituto.
Ya en el aire, recuerda, el viaje transcurrió con normalidad y en medio de un ambiente festivo, ya que la plantilla de Chapecoense iba optimista y decidida a ganar la final de la Copa Sudamericana.
Sin embargo, el avión nunca llegó a destino. Antes se quedó sin combustible a pocos kilómetros de Medellín y se precipitó sobre el Cerro Gordo, rebautizado como Cerro Chapecoense tras la tragedia, que dejó 71 muertos y seis sobrevivientes.
"El atroz golpe, indescriptible. Eso es algo para lo que no existen palabras. Los gritos eran increíbles, el estruendo..." aseguró la azafata, quien en ese instante sintió una presencia que la protegió.
"Sé que el accidente es una herida que cicatrizará pero jamás se borrará, porque no la llevo en mi cuerpo, la llevo en mi alma", manifestó.