Una comisión de la Junta Directiva de la Federación Española de Fútbol (RFEF), en la que estará el actual presidente, Juan Luis Larrea, trasladará personalmente a Ángel María Villar su petición de que dimita, tras la reunión que celebrará el próximo 6 de septiembre y a la que están invitados personeros de La Liga.
Lo esperado es que Villar, que está suspendido temporalmente por el Consejo Superior de Deportes (CSD), así lo haga y en función de la fecha en que lo formalice iniciar un calendario electoral para que la Asamblea, la misma que le reeligió el pasado 22 de mayo, vote un nuevo presidente, según dijo Larrea a EFE.
Larrea, al frente de la RFEF desde el 25 de julio tras la suspensión y detención de Villar dentro de las diligencias de la Operación Soule, se ofrecerá para ir a hablar con Villar, como ya hizo durante los once días que éste estuvo en prisión y después cuando salió, tras el pago de una fianza (300.000 euros) el 1 de agosto.
"Diría que antes de noviembre, antes de una hipotética moción de censura, él presentaría la dimisión o si no nos dará unos argumentos que deberíamos trasladar, pero creo que lo va a hacer así. Tomará la decisión que tenga que tomar que para mí es lícita, pero la moción sería mala para el fútbol", consideró.
En caso de que Villar dimita, el nuevo presidente no tiene que ser necesariamente miembro de la Asamblea, pero sí sería bueno que fuese "alguien que conozca los entresijos de la casa", en opinión de Larrea, presidente de la territorial Guipuzcoana y tesorero de la RFEF desde 1988.
Una negativa de Villar a presentar la dimisión como presidente, pese a que ya dimitió de sus cargos en UEFA y FIFA mientras estuvo en prisión, haría que un tercio de los asambleístas, con un candidato al frente, presentara una moción de censura que necesita mayoría simple (70 votos de los 139 asambleístas) para prosperar.