El delantero español Raúl González, capitán de Real Madrid y de la selección española, estará, según los pronósticos más optimistas, entre seis y ocho semanas de baja después de lesionarse en el encuentro contra FC Barcelona del sábado 19 de noviembre, que los catalanes ganaron por 3-0.
Tras la resonancia magnética a la que se sometió este lunes, los servicios médicos del club diagnosticaron que Raúl padece una rotura del menisco externo, rotura parcial del ligamento cruzado anterior y desgarro de la cápsula postero-externa de la rodilla izquierda.
El atacante será sometido a nuevas pruebas y revisado por especialistas de la rodilla dado la complejidad de la lesión y la morfología de su articulación para conocer el tiempo definitivo de recuperación y el tratamiento a seguir.
De acuerdo a las previsiones más optimistas, en caso de que los ligamentos cruzados y anterior y el desgarro que tiene no dañasen mucho la zona, el capitán merengue estará de baja entre un mes y medio y dos meses, mientras que si se cumplen las más negativas estaría alejado de los terrenos de juego hasta siete meses, en cuyo caso se perdería el Mundial de Alemania 2006.
Raúl se lesionó en el clásico contra Barcelona cuando intentó disparar desde fuera del área con la pierna izquierda. Tras rebotar mal el balón en el último instante, dio una patada al aire y la rodilla izquierda sufrió un fuerte giro cuando la pierna tocó descompensada el suelo.
"Si sólo es el menisco, la recuperación se estima en mes y medio o dos meses, pero si la rotura del cruzado anterior de los ligamentos es más grave el tiempo para estar bien de nuevo podría ser mucho más largo", declaró a EFE el médico del club, Juan Carlos Hernández.
"Hay que valorar el esguince en la rodilla y consultar con varios especialistas. Las imágenes no son claras y por eso debemos recabar toda la información posible", explicó el doctor.
La propia morfología de la articulación del delantero español complica todavía más el diagnóstico. "Raúl tiene las piernas un poco más arqueadas de lo normal y ese es un condicionante importante. Con una rodilla normal todo estaría más claro, pero su menisco es algo más complejo", afirmó Hernández.
Pese a todo, el médico es optimista y confía en que al final la lesión sea menos grave de lo que puede ser. "Por su propia morfología, tiene un juego mayor en las rodillas. Lleva muchos años jugando al máximo nivel y nunca se ha lesionado. Eso juega a su favor. Además, hemos visto la otra rodilla y es muy estable. Tolera bien el movimiento", concluyó. (EFE)