Rodrigo Astorga se proyectó en el tiempo en este país, pensando que en un año más se jugará ahí el Mundial de fútbol.
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Cumplo mi tercer día en Sudáfrica, reconozco que quise escribir antes, pero los tiempos no nos han cuadrado mucho para hacer todo con rapidez acá en Johannesburgo.
Sudáfrica me sorprende a diario, uno inevitablemente trata de proyectarse en el tiempo en este país, pensando que en un año más se jugará la Copa del Mundo, y lo cierto es que se trabaja aceleradamente, luchando contra el tiempo, contra la incredulidad del mundo y contra sus propias limitaciones, porque las tienen y no son pocas.
Conversando con algunos sudamericanos con años de permanencia en este mundo, nos dicen que Sudáfrica es la Suiza del continente negro, que nada se parece ni se compara con este país en los alrededores y uno debe dar fe, porque en realidad pobreza extrema no se observa, y es más, en varias zonas de los suburbios de Johannesburgo, uno se siente casi como acercándose a San Carlos de Apoquindo.
