Los campeones del mundo recibieron un baño de ovación en París
El plantel festejó junto al presidente Emmanuel Macron y millones de hinchas que recibieron al equipo galo en las calles de la capital francesa.
El plantel festejó junto al presidente Emmanuel Macron y millones de hinchas que recibieron al equipo galo en las calles de la capital francesa.
La coronación en el Mundial para Francia generó este lunes una emoción popular en París, donde los campeones del mundo comprobaron el fervor que provocó en su gente el segundo título mundialista en su historia, siendo aplaudidos por millones de personas en los Campos Elíseos camino al palacio presidencial.
Previo a recibir la felicitación del presidente de Francia, Emmanuel Macron, en nombre de toda la nación, una parte importante de la ciudadanía los aclamó, como hace 20 años hicieron con sus antecesores. Antoine Griezmann, Kylian Mbappé y compañía recibieron la misma ovación que se llevaron en 1998 la tropa de Zinedine Zidane y Marcel Desailly.
El nexo entre ambos equipos ganadores fue el actual técnico galo Didier Deschamps, capitán de "Les Blues" en la instancia pasada, convertido en icono de un país.
Las bengalas rojas, azules, blancas tiñeron de colorido el recorrido que realizó el plantel en un bus abierto, donde además la formación de aviones de acrobacia del ejército galo dibujaron en el cielo la bandera francesa.
Con la copa ya en la mano entró al patio del Palacio del Elíseo el capitán Hugo Lloris, acompañado de su director técnico y del presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Noel Le Graet.
Macron, que de costumbre recibe en la escalera a los invitados más importantes, descendió incluso al patio para abrazar, uno por uno, a los 23 futbolistas y a los miembros del cuerpo técnico antes de que todos juntos posaran en las escaleras para la foto de rigor, que estuvo acompañada por cantos de los futbolistas, siendo el último La Marsellesa.
Luego llegaron a los jardines, donde el presidente y su mujer les habían preparado una recepción oficial con más de 3.000 invitados, un tercio de ellos jóvenes jugadores de clubes de formación de las ciudades de origen de Francia.
Macron les agradeció haber traído la copa y despertar orgullo en la población.
"No cambien, porque este equipo es grande porque está unido. Y no olviden de donde vienen. Vienen de aquí", clamó el presidente señalando a los jóvenes.
Por último, Paul Pogba se disfrazó de "showman", cantó, hizo cantar a sus compañeros y animó la jornada hasta que los jugadores se retiraron a los salones privados con el mandatario y la primera dama.