Que anotara su último gol. Esa era el objetivo con la que un grupo de jóvenes de Ciudad Victoria, capital del estado mexicano de Tamaulipas, quiso homenajear a su amigo muerto. Para ello acomodaron su ataúd en la cancha de forma tal de que con un solo pase la pelota pegara en la madera, rebotara y entrara en el arco.
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