Por José Arnaldo Pérez, enviado especial a Melbourne japerez@cooperativa.cl
El historial previo indicaba que Fernando González y James Blake se habían enfrentado en seis oportunidades, con tres triunfos para cada uno. Aunque el índice favorable apuntaba que González se quedó con los tres últimos pleitos, incluido uno por Copa Davis en pasto, como visitante en Estados Unidos.
Blake, en cambio, oponía como punto de fortaleza un año 2007 de alto nivel, con sobresaliente rendimiento, incluso acá en Melbourne, donde ni siquiera había dejado escapar un set.
Incierto era sin lugar a dudas el partido número siete entre ambos. Gran prueba para "El Toro".
De temprano Fernando vino al Melbourne Park a preparar el examen, perdón, partido, y mientras los muchachos de la selección sub 20 empezaban la celebración del empate a dos con Brasil allá en Paraguay, "Mano de Piedra" hacía su ingreso a la cancha número cuatro a cumplir su última práctica, y repasar las materias. De hecho su preparador físico Carlos Burgos (¿que no es un profesor a fin de cuentas?) decía abiertamente que veía bien a Fernando, y en la íntima apostaba por un triunfo en tres sets del nuestro. Premonitorio lo de Burgos, por lo que se vivió en cancha.
La expectación entre los chilenos cundía, incluso en aquellos que andan de vacaciones por acá y aprovecharon la oportunidad de ir a ver a González.
Más creció cuando los partidos de la rama femenina que antecedían el match se extendieron más de lo que acostumbran. Ganó Hingis (en tres sets) y Clijsters (en dos, aunque muy apretado el último). Cuando González fue el primero en ingresar a la cancha a rendir su prueba- con su camiseta blanca, los chilenos presentes en el Rod Laver Arena lo ovacionaron. Blake que lo siguió unos cuantos segundos atrás apenas contó con aplausos a su favor.
De un comienzo el partido se notó parejo, de hecho el quiebre de Fernando fue rápidamente seguido del "contraquiebre" del neoyorquino. Así todo igual hasta que en el undécimo juego vino el rompimiento del nacional, que luego rubricó con su servició para quedarse con el primer capítulo por 7-5. Gran respuesta Fernando.
La segunda manga (¿o fue el segundo ítem?) fue igual de pareja, pero con leve superioridad para Blake, que rompió el servició a Fernando en el cuarto punto. Incluso el estadounidense sacó con 4-2 y 40-0. Pero allí levantó el "Bombardero", ganó siete juegos seguidos, se quedó de paso con el segundo asalto (6-4) y además entró a un favorable 2-0 en el tercer set. Con quiebre de entrada.
Allí todos ya pensaban en la victoria. Un profesor de seguro lo eximía de la prueba final. Pero acá se da todas las pruebas por obligación. Y así, juego tras juego, cada cual mantenía su servicio. Llegó el 5-3 favorable al nuestro. Estuvo incluso con servicio de Blake con dos puntos de partido. Pero allí apareció el fantasma, una interrogante no estudiada.
Blake mantuvo el servicio y quebró, y Fernando debió saltar a una pregunta siguiente antes de resolver finalmente el examen. Cuál sería esa interrogante. ¿Podrá superar el nuestro la posibilidad real de ganar un partido que no supo finiquitar cuando lo tenía todo a favor? Para ver el desenlace sírvase pasar al tiebreak (página) siguiente.
Allí en el desempate Fernando recurrió a lo mejor de su repertorio, con clase sacó adelante la consulta planteada, incluso con un pequeño manto de duda cuanto estuvo 6-3 y James Blake casi le borra la memoria al descontar un punto. Pero Fernando quería aprobar rápido, un nuevo servicio potente. Y punto. Entregó la prueba. Con parciales respuestas de 7-5, 6-4 y 7-6. Fernando se quedó con el siete (al igual que con el partido).
Ahora en el siguiente curso, llamado cuarto de final, su examen se llamará Rafael Nadal, que tuvo que llegar hasta las pruebas de marzo para alcanzar esta etapa (ganó en cinco sets al escocés Andy Murray en casi cuatro horas de juego).